Una columna con seudónimo se atora en el tráfico de sus conexiones neuronales para quejarse de la movilidad en la ciudad.
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“Fricasé / El Abogado del Pueblo” es la columna de opinión de la alta dirección en el periódico El Norte, de Grupo Reforma. Es el espacio donde suponemos que el dueño y/o el director del diario se sacuden la rigidez del formato “objetivo” de la noticia para, en cambio, opinar, criticar a placer y sacar sus frustraciones sobre temas locales, nacionales e incluso internacionales.
Esta no es una práctica común en diarios de referencia como El País, The New York Times o The Guardian. Rara vez el publisher [el dueño] firma con su nombre, y mucho menos con seudónimo, una columna en las páginas de opinión; en esos «lares», la división entre el media mogul [el magnate de medios] y el newsroom [la redacción] es más explícita y distante, al menos en papel. Lo que sí es común es que, cuando el tema amerita un posicionamiento público contundente a nombre de la organización mediática [el inicio de una guerra, una crisis inminente, una ley que representa un retroceso, el “endorsement” de un(a) candidato/a previo a una elección, etc.], la dirección o el consejo editorial expresa la opinión del diario con una Editorial en mayúscula y claramente firmada, para dar a entender que esa es la postura del periódico.
En cambio, el “Fricasé” se publica casi a diario en El Norte, ya sea para criticar una ciclovía en San Pedro, sugerir la aplicación del modelo Bukele o comparar la violencia en Gaza con una balacera en el Centrito [sí, pasó]. Lo hacen utilizando un seudónimo que, al mismo tiempo, es un juego de palabras y una contradicción de conceptos: la sofisticación [fricassée] / la justicia [El Abogado] / lo popular [Pueblo]. La cuestión es que el constructo de ese “Pueblo” al que hace alusión la columna es muy distinto al que se ha configurado y consolidado en las urnas a partir de 2018. Se trata de un “Pueblo” muy particular: el regiomontano, y más específicamente, el conjunto de regiomontanos que aparecen en las páginas de los suplementos sociales del periódico.
Leer regularmente esta columna es todo un desafío de paciencia y tolerancia, sobre todo si el lector es ajeno a esa otra dinámica social del “Pueblo” que habla con jerga empresarial y se refiere a «horas-hombre» y se preocupa por «las exigencias de las sociedades industriales». Pero leerla también abre una ventana para conocer las posturas y la forma de pensar de una cierta élite del país. Entonces, ¿quién lee esta columna? ¿A quién va dirigida? Dudo que haya manera de corroborarlo, pero aquí va una conjetura que creo que también aplica al grueso de las columnas de opinión que se publican en la prensa local: a menos que se trate de alguna firma de alcance nacional, el círculo de lectores de Opinión se reduce principalmente a suscriptores de hueso colorado [una generación que va de salida], empresarios y políticos, así como a fisgones como asesores de comunicación y otros miembros de la prensa.
Precisamente porque es leída por empresarios y políticos, resulta preocupante la manera en que “Fricasé” aborda temas de relevancia local, como la movilidad.
Dicho esto, el propósito de este texto es desmenuzar una columna reciente que titularon “Mismo Infierno”, publicada el lunes 7 de octubre de 2024, en la que la dirección del periódico El Norte escupió —digo, escribió— una serie de posturas tan retrógradas y condescendientes sobre la movilidad en Monterrey y su área metropolitana, que merece ser considerada como postal de un momento crucial en la definición del tipo de ciudad en la que queremos vivir. Si les da hueva, les ahorro el viaje: no querrán vivir en la ciudad que propone El Norte.
«Para los automovilistas de la zona metropolitana es hoy día el caso de un mismo infierno, pero con diferente diablo. Dicho en corto: la vialidad por casi toda del área conurbada de Monterrey se ha tornado deplorable. La pérdida de horas-hombre en atorones viales impacta fuerte y negativamente a nuestra productividad como sociedad.»
— FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
De inmediato, la columna nombra a sus protagonistas: los automovilistas, el diablo [gobernantes en turno] y la productividad. De entrada, se agradece que se acote el enfoque, pero otra cosa es el razonamiento detrás de esa selección. Queda claro que en esta columna se hablará del tráfico vehicular, lo cual no está del todo mal; lo raro es que lo enmarcan en un contexto de productividad económica, donde lo que realmente se «impacta fuerte y negativamente» es la «productividad» y no el nivel de estrés de las personas, el tiempo que les toma ir y venir del hogar al lugar de trabajo, lo que suma horas perdidas que podrían aprovechar con la familia, en el desarrollo y crecimiento personal, el esparcimiento o cualquier otra actividad que se les ocurra que se salga de la lógica obrero-patronal que se mide en «horas-hombre».
«De manera muy notoria se puede observar el deterioro en la vialidad en las entradas a nuestra capital, ya sea de norte a sur, sur a norte, o este-oeste y oeste-este. No pareció importarles a los alcaldes salientes (y los entrantes no han tenido tiempo para remediar) darle a este tema la importancia debida. Es más, algunos hasta parece que se propusieron EMPEORAR la vialidad dando vuelo a la quimera de darle prioridad a las bicicletas o pensando que la zona metropolitana debería ser un oasis para los peatones.»
— FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
La crítica de El Norte es que, aunque los gobernantes entran y salen, el tráfico sigue igual o peor, «deplorable», en el área metropolitana. Reclaman que no se le ha dado la importancia debida, algo en lo que coincidimos todos; el problema es que, inmediatamente después de ese reclamo válido, este señor comienza a perder los estribos al utilizar mayúsculas que parecen gritar una crisis de edad avanzada o a un columnista enojado. Y luego, la exageración: ¿prioridad a las bicicletas? ¿Oasis para los peatones? Que nos diga dónde mero queda eso para ir a disfrutarlo. Aquí ya podemos asumir que el columnista y dueño del periódico evidentemente no anda en bicicleta, ni mucho menos a pie por la ciudad. Es más, vamos a «darle vuelo a la quimera»: seguramente esto lo está escribiendo desde la parte trasera de su camioneta blindada de lujo, que, obviamente, la maneja su chofer.
El odio que ciertos automovilistas le tienen a la infraestructura urbana, como ciclovías o banquetas amplias, no es exclusivo de Monterrey. Lo que sí es muy regio es la necedad, terquedad y testarudez. En unas cuantas líneas, el dueño —y repito, EL DUEÑO— del periódico más importante de Nuevo León adopta la postura del automovilista regiomontano encabronado, necio, terco y testarudo, al que le importa un carajo la bicicleta, las piernas o las sillas de ruedas para moverse; sólo importan las llantas de su carro, sólo importa el asfalto o concreto por donde se mueve y, con esta lógica tan básica, pues obvio ocupa más carriles, imbéciles.
«A diferencia de ciertas capitales europeas, antiguas y compactas, en el nuevo mundo las ciudades se han esparcido por el mandato de abundante tierra disponible. Por lo tanto, nuestras ciudades han crecido y están hechas para el transporte rodante, para los vehículos de automotor, ello tanto para transportar mercancías, víveres y producto industrial, en lo que es una zona industrial, como para el transporte personal.»
— FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
El delirio… y la conveniencia. Es impresionante cómo esta élite retoma a discreción las cosas que se hacen bien —con todos sus asegunes— en Europa o en Estados Unidos en temas de democracia o sistema de justicia; todo lo que sea anti-lópezobradorista, pues, para acabar pronto. Ah, pero, ¿compararnos con Europa en términos de movilidad? ¿Cómo se nos ocurre semejante pendejada? Y, wow, con la reducción tan inverosímil de «capitales europeas, antiguas y compactas» vs. «el nuevo mundo (…) esparcido». ¡Claro! Así de obvio tenía que ser. Como aquí la ciudad está desparramada, no queda de otra más que la cantaleta de «un auto en cada hijo te dio». ¿Y si no tienes carro? La lógica de este señor es simple: es preferible que te jodas tú [peatón, ciclista, madre con carreola, persona con discapacidad] a que jodan a sus trabajadores que andan en carro, que tienen que cruzar desde García para ir hasta la calle Washington en el centro de Monterrey porque no les alcanza para pagar la renta, mucho menos para adquirir uno de los flamantes nuevos edificios de depas que se anuncian en su periódico. Así que, si no representas «hora-hombre», no importas en esta ciudad transaccional.
«En una zona dispersa, que además tiende a una mayor dispersión, privilegiar el desplazamiento de los vehículos es un imperativo dictado por la competitividad. Competimos como sociedad contra otras en la conquista de mercados globales, en la exportación, en el traslado rápido y accesible de los bienes e insumos que se requieren tanto para el consumo como para la producción.»
— FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
Podría contestar esta parte con el meme de abueno, y ya, pero a ver. Eso de «privilegiar el desplazamiento de los vehículos»... ¡¿todavía más?! ¿Qué otra cosa se ha hecho en esta ciudad ampliada que no sea en pro de privilegiar su desplazamiento? ¿A qué se refiere, señor dueño de periódico? ¿A segundos y terceros pisos? ¿A nuevos túneles como el de Loma Larga? ¿A pasar de 3 a 6 carriles por dirección? ¿A pasos deprimidos? Qué risa que El Norte organice de vez en cuando simposiums y congresos —con cuotas altas— para disque hablar del futuro de la ciudad, donde invitan a sus clientes [desarrolladoras inmobiliarias] y a uno que otro arquitecto urbanista incauto que todavía sueña con otro tipo de movilidad. Todo esto, para que este señor venga cada tanto a quejarse en mayúsculas de que no hay suficientes carriles para los autos y lo haga, aunque sea detrás del “Fricasé”, a nombre del periódico.
«Esto nos obliga como sociedad -y compromete a priori a nuestras autoridades locales- a ampliar calles, construir más avenidas, puentes, pasos a desnivel, y en general reconocer que la CULTURA del automóvil (o del camión) en estos lares es irreversible. Nadie ni nada nos obligará a andar en bicicleta o a caminar de la casa al trabajo: esto resulta un sueño guajiro que no se ajusta a las exigencias de las sociedades industriales. Ello, independientemente de cómo le hacen en Amsterdam, Rotterdam, Volendam, Copenhague y en general en la vieja Europa. Aquí se requieren más calles, más espacio para los vehículos, es urgente AGILIZAR el desplazamiento de punto a punto en nuestra zona metropolitana. Lo que se haga -o deje de hacer- HOY determinará el futuro de nuestra entidad y sus habitantes. No es poca cosa.»
— FRICASÉ / El Abogado del Pueblo
¡Ah! Aquí está la respuesta que nos da el señor director, dueño de periódico, para solucionar los males que aquejan al tráfico vehicular. Estamos obligados, según él, a reconocer «la cultura del automóvil» (entre paréntesis y para que no digan que Fricasé no defiende al “Pueblo”: hasta el último tramo de su columna, habla “del camión”). ¿En qué momento de la historia reciente de esta ciudad se ha dejado de ampliar calles, construir más avenidas, puentes y pasos a desnivel? ¿En qué momento, en lugar de todo eso, la balanza de obra pública se ha inclinado por construir más ciclovías y banquetas amplias? En ningún momento.
Permítanme regresar mis ojos a la posición normal porque, después de leer lo que sigue, dieron vuelta completa hacia atrás. Como todo un mártir de la movilidad, este señor no solo saca, sino que pule el cobre y lo deja expuesto para contemplación de todos: ¿Quién te está obligando a andar en bicicleta? ¿Quién te está obligando «a caminar de la casa al trabajo»? ¿Saben qué sí sería todo un sueño guajiro? Que la dirección del periódico El Norte asuma un papel serio, responsable e informado sobre la movilidad. Vaya, que haga periodismo. Que no sea una cacofonía de cadenas de WhatsApp de tíos ingenieros viales que no les cabe en la cabeza que el 1+1=2 de la movilidad es dar más carriles a los carros.
Lo que sí es urgente y no se ajusta a las exigencias de nuestra sociedad, es que la prensa, esa que sí vive de hacer periodismo, se ponga seria en esta ciudad en los temas urbanos. Si no saben de algo, pregunten, lean, infórmense, analicen. ¿De qué sirve que un señor, que no camina ni al OXXO de la esquina, se ponga a escribir en nombre del “Pueblo”, al que, por cierto, mide en horas-hombre, para tratar de influir en las decisiones de políticos, solo para que su chofer lo lleve en menos de 60 minutos de Chipinque al aeropuerto y pueda irse a la Isla del Padre en vuelo privado a pensar cosas?
Links de Referencia
‘El Abogado del Carro’
j. zertuche Fundador y editor de «contextual». Anteriormente: Residente Monterrey, en su última etapa bajo el lema “Acciones para una ciudad mejor”.
08.oct.24