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17.jul.2018

«Nosotros también vamos en serio»

Los vecinos más activos de la Indepe están alertas y en resistencia pues tienen la sensación que, una vez más, hay quienes creen que ya no caben en la ciudad.

POR Emiliano Sánchez / Lectura de 20 min.

Los vecinos más activos de la Indepe están alertas y en resistencia pues tienen la sensación que, una vez más, hay quienes creen que ya no caben en la ciudad.

Lectura de 20 min.

En una ciudad tan vasta, como lo es Monterrey y su área metropolitana, se puede pertenecer a mundos muy ajenos. Esa impresión me queda al acercarme a la colonia Independencia para palpar de cerca cómo se vive el planteamiento de la interconexión Monterrey-San Pedro, uno de esos proyectos de infraestructura vial que forman parte del imaginario de progreso y desarrollo regiomontano.

El progreso no perdona la Historia ni sus historias, no voltea hacia atrás. Como suele pasar con este tipo de proyectos modernizadores en la ciudad, quienes lo impulsan (en este caso, las administraciones municipales de Monterrey y San Pedro Garza García) utilizan conceptos como la cohesión social o la movilidad sustentable para adornar los beneficios y suavizar el impacto de su implementación. Sin embargo, esos argumentos resultan risibles en un contexto como el de la Independencia: ¡Pero si eso ya lo tenemos aquí!, dirían con suspicacia quienes llevan toda la vida utilizando las calles como espacios comunales, quienes desde hace varias generaciones conviven, caminan, utilizan el transporte público y andan en bicicleta.

«La verdad es que nosotros inicialmente pues no estábamos muy familiarizados con esos temas, pero cuando empiezas a investigar y a leer más, pues la verdad es que hasta risa nos daba», dice Erika Charles, quien participa en la organización de vecinos en resistencia contra del proyecto de la interconexión, al recordar algunas de los primeros acercamientos que tuvieron con las autoridades. «¿Movilidad sustentable? Ve a platicar con mis vecinos del cerro, allá todo el año es movilidad sustentable. Allá no hay de otra más que caminar, caminar o caminar. Aquí la gente camina, anda en bicicleta, anda en transporte público y sube las cosas en burro».

«Te vienen a vender ideas que aquí ya se están practicando de manera sencilla, de manera humilde porque eso es lo que hay aquí... Lo más común es que la gente ande en bici, en bicicletas sencillas y nosotros igual, sencillos de vestimenta y a lo mejor ni casco traemos, pero andas en tu movilidad sustentable.»

— ERIKA CHARLES

Movilidad sustentable, accesibilidad.

El Barrio San Luisito se estableció a mediados del siglo XIX en la periferia inmediata del centro de Monterrey con la llegada de migrantes potosinos y zacatecanos que trabajaban la cantera y la minería. Con el paso de los años se convirtió en la colonia Independencia, pero no por ello dejó de consolidarse como un barrio eminentemente popular con un «ambiente comercial permanente» y de gran tradición.

A pesar de ser un área discriminada y segregada, tanto por autoridades como por algunos sectores de la sociedad regiomontana, tiene las características necesarias para convertirse en objeto del deseo inmobiliario: su ubicación es privilegiada, tiene el potencial de conectar a Monterrey con San Pedro, cuenta con vistas espectaculares en sus partes más altas y está bien conectado con diversas zonas gracias a que múltiples rutas de transporte público transitan en sus partes bajas. A esto hay que agregar la amplia oferta de productos y servicios que existen dentro del barrio, una condición que se traduce en accesibilidad, pues sus habitantes no tienen que desplazarse largas distancias para satisfacer sus necesidades de consumo.

Los residentes que serían inmediatamente afectados por el proyecto de interconexión saben que sus terrenos tienen un valor que el dinero no puede comprar.

En una ciudad que ha crecido en desmedida, estas son características anheladas por los nuevos desarrollos verticales. A pesar de ser un área codiciada, la Independencia ha resistido los embates modernizadores. Intentos de compra han abundando, pero su postura se mantiene firme. Para los vecinos más activos de esta comunidad, queda claro que este juego se llama gentrificación, uno en donde el desarrollo rapaz —como califica Erika— no distingue entre zonas ni clases.

«Hemos notado que el desarrollo (inmobiliario) que se está dando ahorita definitivamente es rapaz, va sobre todos, no está distinguiendo ni clases ni nada, va encima de todos. Pero bueno, aquí nosotros estamos muy decididos. No es la primera vez que nos vemos amenazados por proyectos así, aunque como que ahorita quizá va más en serio pero nosotros también vamos en serio... ahorita la cuestión es que ya estamos hablando de empresarios que quieren invertir aquí, no es ni siquiera gobierno. Pero bueno, nos adaptamos, ¿no? Si ya peleamos contra gobierno pues total».

«Hemos notado que el desarrollo (inmobiliario) que se está dando ahorita definitivamente es rapaz, va sobre todos, no está distinguiendo ni clases ni nada, va encima de todos. Pero bueno, aquí nosotros estamos muy decididos. No es la primera vez que nos vemos amenazados por proyectos así, aunque como que ahorita quizá va más en serio pero nosotros también vamos en serio... ahorita la cuestión es que ya estamos hablando de empresarios que quieren invertir aquí, no es ni siquiera gobierno. Pero bueno, nos adaptamos, ¿no? Si ya peleamos contra gobierno pues total».

— ERIKA CHARLES

...su ubicación es privilegiada, tiene el potencial de conectar a Monterrey con San Pedro, cuenta con vistas espectaculares en sus partes más altas...

Resulta en verdad difícil entender por qué nuestros gobernantes siguen pensando en avenidas para solucionar el problema de la movilidad y el tráfico vehicular en el AAM. ¿O será que la interconexión es sólo el señuelo de lo que podría ser un jugoso proyecto inmobiliario que acompañe la regeneración del lugar? Eso a lo que autoridades, constructoras y desarrolladoras se empeñan en describir como “regeneración urbana” (bandera de lo que han llamado Distrito Independencia y de otros proyectos similares), parece más bien un intento de “despojo”. Si este ambicioso proyecto —cuyas estimaciones de costo han pasado de los mil millones de pesos a los 2 mil 500 mdp en un par de años— no ofrece una solución de fondo a los problemas de movilidad, y el consenso popular es que la Independencia no necesita ser regenerada porque cuenta con características (cohesión social y sentido de comunidad, movilidad sustentable y accesibilidad) que ya quisiera un nuevo desarrollo vertical hoy en día, nos encontramos entonces frente a un intento de despojo.

Alguien está pensando: “Tú no mereces vivir ahí. Yo sí”.

¿O cómo nos explicamos entonces un proyecto que no se encuentra previsto en ningún plan o programa de desarrollo urbano oficial vigente, ni cuenta con estudios técnicos que lo justifiquen? La ciudad ya no está para improvisaciones.

La Ley de Desarrollo Urbano vigente señala en su artículo 95 que modificar parcialmente un plan o programa de desarrollo urbano municipal, estatal o metropolitano, requiere de una consulta ciudadana a los propietarios de los predios que se encuentren dentro de la zona afectada. Quisiera ver los resultados de esa consulta.

«Ya sabemos que este terreno es codiciado, sabemos que les gusta porque finalmente ya quedó en el centro. Sabemos que eventualmente cada cierto tiempo vamos a tener que estar saliendo a defender lo que es de nosotros.»

— ERIKA CHARLES

Mientras que diversos medios locales comunican que las negociaciones avanzan, los vecinos más activos de la Independencia se han unido al grito de «Nadie se va. Todos nos quedamos. No hay negociación. #MiBarrioNOesDistrito». Incluso existe un grupo interno que apoya a otros vecinos para que compren ahí, ubicando terrenos en venta y negociando facilidades para que sean ellos mismos quienes los adquieran.

Duele aceptarlo, pero entre lo poco que valoramos nuestro patrimonio histórico y lo mucho que queremos resarcir nuestros errores de desarrollo urbano con soluciones de corto plazo, amenazamos hoy con partir en dos a una comunidad que, además, es emblema de la cultura popular regiomontana.

Audio: Entrevista con Erika Charles, quien participa en la organización de vecinos en resistencia contra del proyecto de la interconexión.

Erika es vecina de la Colonia Independencia que participa en la organización de vecinos en resistencia contra el proyecto de Interconexión, que pretende unir a San Pedro con el Centro de Monterrey a través del cerro Loma Larga con una avenida. La entrevista dura más de una hora, por lo que agrego un índice para que sea posible ir directo a los diferentes temas que tratamos. 00:01:00 Presentación: Erika Charles y vida en La Independencia. 00:11:30 La Interconexión: daños al cerro Loma Larga y medio ambiente. 00:18:50 Plaza Cruz de Monterrey. 00:22:00 Armonía peatonal en La Independencia: ¿movilidad sustentable? 00:30:00 Derechos de la comunidad y arquitectura patrimonial. 00:37:00 Resistencia vecinal y organización. Independencia: de la periferia al centro. 00:43:15 Identidad en La Independencia: la nueva generación. 00:51:15 Especulación inmobiliaria, intentos por desprestigiar al barrio: revalorizar y vender. El valor del espacio social. 01:05:20 El papel de la arquidiócesis. 01:13:00 Distrito Independencia: gentrificación y elementos privatizadores. 01:23:50 Despedida y Río Santa Catarina.

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«Nosotros también vamos en serio»

Escrito Por

Emiliano Sánchez

Fecha

17.jul.18

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