La tentación de hacer algo en el río Santa Catarina ha desatado todo tipo de propuestas y controversias. ¿Se debe ocupar, explotar, conservar? Mientras los regiomontanos tratamos de entender cómo convivir con él, el río se mantiene vivo.
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Un río nos atraviesa. Casi nunca lleva agua, pero cuando la naturaleza lo decide puede provocar un espectáculo escalofriante. Cuando está seco, su lecho se convierte en un terreno fértil no sólo para la flora y fauna, también para la imaginación; ahí se han instalado canchas de futbol, estacionamientos, mini golf y mercados ambulantes, pero sin duda el colmo llegó con la idea de construir por encima un estadio de futbol.
En los últimos 30 años, el Área Metropolitana de Monterrey (AMM) ha perdido tres o cuatro oportunidades para reinventarse. Entiéndase a estas oportunidades perdidas como los periodos de reconstrucción –o, mejor dicho, de recuperación– después de grandes desastres, tanto naturales (los huracanes Gilberto y Álex) como los provocados por el hombre (el periodo de violencia extraordinaria que vivimos durante 2008-2011, los altísimos niveles de contaminación que se han registrado en los últimos dos años y, como pilón, lo que apunta a ser el preludio de una burbuja inmobiliaria). En el caso del periodo post-traumático del huracán Álex, no sólo desaprovechamos la oportunidad para replantear la relación activo-pasivo que tenemos con el río Santa Catarina, también desperdiciamos un momento de crisis para replantear otros temas que directa o indirectamente se desprenden de la capacidad que tiene la ciudad para convivir con el río: por ejemplo, la movilidad del AMM (un monstruo de mil cabezas que trastoca, en esencia, la calidad de vida de los regiomontanos) o la necesidad de instalar áreas verdes de absorción y con ello impulsar una nueva agenda de recuperación del espacio público.
En lugar de haber iniciado un amplio diálogo para activar un profundo proceso de transformación con visión de largo plazo, se contrató a una empresa multinacional para diseñar un plan maestro de regeneración metropolitana con aspiraciones de “primer mundo” que, entre otras propuestas, sugería reactivar las actividades recreativas y deportivas en el lecho del río. Por fortuna (¿?) el plan quedó en eso. En cambio, la ciudad parece que cicatrizó, una vez más, por inercia o a base de parches temporales que no terminaron por mejorar la situación.
Hagamos memoria. En julio de 2010, el Huracán Álex llegó en el peor-mejor momento. Poco le importó que por el lecho del río Santa Catarina se hubieran instalado ciclovías pavimentadas, vegetación decorativa, iluminación o canchas privadas de futbol con pasto sintético. El cauce se lo llevó todo. Tampoco le importó que durante ese año la ciudad viviera con miedo; por un breve lapso, el Álex le robó la atención mediática al hallazgo de cadáveres, a los colgados, narcomantas, secuestros, balaceras y narcobloqueos.
En cierto sentido, el Álex representó un grotesco “respiro” para las autoridades puesto que, a diferencia de la violencia y la inseguridad, un desastre natural de esta magnitud sí tenía solución “práctica”: bastó con activar los recursos públicos y los fondos de emergencia para echar a andar grúas y mezcladoras, símbolo de que el gobierno “está trabajando”. ¿El resultado? El Par Vial Constitución-Morones, una inversión que se estimó en alrededor de 17 mil millones de pesos y que básicamente reconstruyó carriles y puentes dañados al servicio del automóvil particular. Como cosa curiosa, en el entonces gobierno de Rodrigo Medina se resaltó a la «movilidad urbana» como un logro: «En estos cinco años de Gobierno se logro (sic) una movilidad urbana (sic) con la construcción de infraestructura vial y el inicio de una nueva era en el transporte público», dice uno de los bullets del 5to Informe de Gobierno. Las autoridades entendían –¿o entienden?– por movilidad urbana la capacidad de ensanchar avenidas para mover de un lado a otro a automóviles particulares y camiones de transporte público... y nada más.
A cinco años de haber concluido los trabajos del Consejo Estatal para la Reconstrucción de Nuevo León (CERNL) vía la contratación de un estudio de 18 meses que resultó en un plan maestro, Monterrey sigue creciendo de manera desbordada y descontrolada. No hemos desincentivado ni tantito el uso de automóviles particulares que cada día siguen congestionando las calles y avenidas del AMM. Las construcciones de nuevas oficinas, departamentos y plazas comerciales contrastan con los esfuerzos por ofrecer mejores espacios públicos ya no como prioridad, sino como alternativa a los espacios de consumo que sobran en la ciudad. El transporte público colectivo no representa una opción para quienes pueden pagar por la gasolina de su automóvil particular; para quienes no tienen otra alternativa, el servicio es deficiente, caro y usarlo conlleva un estigma socioeconómico.
La lista de agravantes es amplia, con implicaciones profundas que afectan la calidad de vida de todos. Los problemas urbanos van más allá de los baches.
¿Y el río?
«El río Santa Catarina se origina en la Sierra Madre Oriental en los cañones de la Purísima, el Álamo y San Juan Bautista en el estado de Nuevo León (...) corre por un cañón con dirección Noroeste, hasta las proximidades de Santa Catarina, de la cual toma el nombre. En este punto cambia bruscamente de dirección hacia el Sureste pasando por la Ciudad de Monterrey hasta su confluencia con el río San Juan» (Fuente: Ciencia FIC UANL).
“Pasar por la ciudad” significa en realidad atravesar parte de los municipios de Santa Catarina, San Pedro, Monterrey, Guadalupe, Juárez, Santiago y Cadereyta; es decir, el río recorre aproximadamente entre 40 y 45 kilómetros por el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), lo que lo convierte en un símbolo intermunicipal de oportunidad y reto compartido.
«El régimen hidrológico del río Santa Catarina se caracteriza por largos periodos en donde sus corrientes son extremadamente bajas», prueba de ello es que de 1960 a 2010 más del 80 por ciento del tiempo se mantuvo «virtualmente seco«» (Fuente: Water and Cities in Latin America: Challenges for Sustainable Development).
Sin embargo, en ese mismo periodo sobresalen de manera extraordinaria tres eventos (Fuente: CONAGUA):
- El huracán Gilberto de 1988, con una corriente máxima registrada de 4,400m³/s.
- El huracán Emily de 2005, con aproximadamente 600m³/s.
- Y el huracán Álex de 2010, con una corriente máxima de 2,700m³/s
El río Santa Catarina casi nunca lleva agua por su cualidad alóctona, pero cuando la naturaleza lo decide puede provocar un espectáculo escalofriante. Ahí están las postales que nos dejaron Gilberto, Emily y Álex, imágenes de un río bravo y amenazante; no obstante, en el imaginario de algunos regiomontanos el río representa un espacio humano (sic) en espera de ser aprovechado.
Cuando está seco, su lecho se convierte en un terreno fértil no sólo para la flora y fauna, también para echar a andar la imaginación; ahí se han instalado canchas de futbol, estacionamientos, helipuerto, un campo de tiro de golf y mercados ambulantes (incluso Vialidad y Tránsito de Monterrey llegó a hacer los exámenes de manejo en su lecho, a la altura del Parque España), pero el colmo llegó con la propuesta de construir por encima un estadio de futbol.
Bajo está lógica, durante los largos periodos en que se mantiene seco, el río mágicamente pierde su cualidad ecosistémica para convertirse en un terreno codiciado. Durante la administración de Felipe de Jesús Cantú como alcalde de Monterrey (2000-2003), se llegó al absurdo de concesionar 100 hectáreas del río a la empresa Parque Siglo XXI, una subsidiaria de TV Azteca. Fue la época en que se instaló el complejo deportivo llamado Parque Río, que llegó a tener algunas partes intervenidas con paisajismo. Previo a la llegada del huracán Álex, en el río Santa Catarina se realizaban todo tipo de actividades humanas: desde fiestas de Halloween, hasta pista de go-kart. Quizá por ello se tiene la idea que, mientras no se realicen actividades sociales, deportivas y de esparcimiento en su lecho, sean éstas concesionadas a privados o de uso público, el río pareceno tener vida.
Un río ‘ajustado’ a la ciudad, y no al revés
Antes de hablar de las propuestas que circulan en redes sociales para “reactivar” el río Santa Catarina, es importante señalar que la configuración actual del río responde a un largo e histórico proceso de rectificación-canalización de su cauce en base a las necesidades del crecimiento urbano de la ciudad. Es decir, la trayectoria del río no lucía así hace 100 años.
Trazo de la canalización del río Santa Catarina durante varias épocas.
Fuente: Cátedra Vía Ambiental, Tecnológico de Monterrey.
El taller Vía Ambiental (agosto 2017 – mayo 2018) de la carrera de Arquitectura del Tecnológico de Monterrey, presentó a finales de 2017 el documento Memoria y Anhelos del Santa Catarina: Propuesta y Alternativas para la integración del río Santa Catarina en Monterrey, producto de los hallazgos del trabajo colaborativo de los alumnos de la cátedra. Cabe destacar que, a diferencia de otras propuestas que circulan, este ejercicio sí plantea –desde el nombre de la cátedra– un elemento imprescindible: un eje ambiental, con profesores dentro del equipo que se han especializado en diseño ambiental y sustentable (incluso uno de ellos es biólogo).
En el documento se incluyen imágenes que ayudan a visualizar el proceso de canalización del río a lo largo de los años, cuyo cauce fue manipulado para hacerlo «más regular, controlado y estrecho» que el natural. «Como (ocurre) en muchos casos alrededor del mundo», se lee en el documento, «es recurrente canalizar la trayectoria de los ríos cuando estos corren por en medio, a un lado o alrededor de una ciudad», pues de esta forma se le da al ciudadano «una percepción de seguridad debido a esta delimitación estructural; también es más fácil el urbanizar sus bordes y conexiones».
En el libro Agua para Monterrey: Logros, retos y oportunidades para Nuevo León y México (PDF), que se derivó de un estudio comisionado al Tecnológico de Monterrey «sobre los aspectos de economía política que explican la buena prestación de los servicios de agua que tiene el Área Metropolitana de Monterrey», se incluye un análisis breve pero contundente no sólo de lo ocurrido con el huracán Álex, sino de las consecuencias de la rectificación-canalización del cauce del río Santa Catarina.
Me permito copiar tres pasajes, destacando algunas conclusiones que tienen eco en el contexto actual.
Sobre la rectificación del río Santa Catarina:
Entre 1947 y 1955 se llevaron a cabo pequeñas obras de rectificación al cauce del río Santa Catarina. Con el trasfondo de la inundación de 1938, se hicieron obras para redefinir la trayectoria del río a su paso por el centro de la ciudad, lo que afectó su geomorfología. En palabras de varios autores, se quiso ajustar el río a la ciudad y no al revés. Muchos meandros –curvas naturales que describen el curso de un río– fueron eliminados para formar una configuración más recta. Entre otras consecuencias, debido al diferencial de pendiente entre la parte alta y el centro de la ciudad, la rectificación significó avenidas a muy alta velocidad y con el potencial de arrasar cualquier obstrucción y construcción aledaña. Esta situación se hizo patente cuando llegó el huracán Gilberto en 1988 (y en menor medida con el huracán Álex en 2010).
Sobre el impacto del huracán Álex:
La presencia del meteoro exhibió la falta de capacidad del cauce debida a la construcción de infraestructura vial y deportiva dentro del mismo o en sus inmediaciones, así como también por la presencia de asentamientos irregulares.
Sobre la reconstrucción:
Tres años después de la llegada del Álex, el Consejo Estatal para la Reconstrucción de Nuevo León (CERNL) concluyó formalmente sus trabajos. Por lo que se refiere a lo financiero, las aportaciones al proceso de reconstrucción se estimaron por encima de los 17,000 millones de pesos. Sin embargo, casi en su totalidad los recursos se destinaron a infraestructura de carreteras, hidráulica y de movilidad urbana. La agenda social de la reconstrucción quedó marginada. Es justo también decir que si bien el CERNL contribuyó a la reconstrucción tras la ocurrencia del Álex, no tenía la estructura para abordar de fondo temas y asuntos de carácter estructural asociados con la urbanización y la presencia de fenómenos climáticos.
Hagamos ‘algo’ por —¿o en?— el río
Flanqueado por dos autopistas de alta velocidad gracias a la implementación del Par Vial Constitución–Morones (una solución temporal que se volvió permanente), el río Santa Catarina se mantiene distante, ajeno y casi inaccesible para el público. En el mejor de los casos, el río se ha convertido en un adorno visual que acompaña los trayectos de los automovilistas que transitan por los Carriles Exprés; en el peor de ellos, su lecho se utiliza para tirar escombros o como refugio de indigentes (con los peligros que eso conlleva).
Entonces, la pregunta es... ¿qué hacemos con el río? ¿Se deben reactivar las actividades recreativas y deportivas en su lecho para justificar una agenda política-populista? ¿Se debe plantear un plan de limpieza, conservación y reforestación que ayude al proceso natural de regeneración que a todas luces ha tenido el río desde el Álex? ¿O se deben hacer nodos de parques temáticos de “primer mundo” que eleven la plusvalía del corredor de desarrollos que se están instalando a lo largo de Morones y Constitución?
Después del huracán Álex, el Consejo Nuevo León (“una evolución del CERNL”) pagó a la empresa AECOM el desarrollo del Plan Maestro Constitución-Morones Prieto Corredor de Movilidad Sustentable (PDF), un estudio hidrológico-urbanístico que tuvo una duración de 18 meses. AECOM, por supuesto, es una gigantesca firma estadounidense (número 156 en la lista de Fortune 500 de 2016) que «diseña, construye, financia y opera activos de infraestructura en más de 150 países», muy alineado a los sueños del capital regiomontano de pertenecer al primer mundo, de aparecer en el mapa de las ciudades globales.
En resumen, el estudio de AECOM plantea una serie de acciones a nivel de hidrología (incrementar la cobertura de vegetación en la ciudad y hacer más profunda una parte del canal para soportar inundaciones), movilidad (la integración de BTR, bicicletas y caminos peatonales que acompañen al río), diseño urbano (consolidación de 5 distritos o nodos) y espacio abierto (oferta recreativa en el lecho del río). Es decir, el plan maestro se presentó como un ambicioso proyecto de rehabilitación de la infraestructura a nivel metropolitano; una transformación total en la manera en que los regiomontanos entienden la movilidad a partir del aprovechamiento del río Santa Catarina, acompañado de acciones de prevención (más áreas de absorción) y de la detonación-activación de zonas estratégicas.
Nada mal, ¿no?
Como todo proyecto de transformación y regeneración urbana de gran magnitud, la visión de este plan apunta hacia lo más alto:
- El Área Metropolitana de Monterrey será la ciudad más económicamente vibrante, socialmente responsable y ambientalmente sustentable de México, con un corredor del Río Santa Catarina resistente a inundaciones y distritos urbanos adyacentes como su pieza central.
- Será una ciudad donde los autos serán una opción al contar con excelente transporte público, un sistema de espacios abiertos altamente interconectados, y una sociedad civil cuidadosa que se enorgullecerá de su entorno urbano.
- Su excelente calidad de vida atraerá talento e inversión desde dentro y fuera de México.
El problema no sólo es que el plan nunca se llevó a cabo, pues Rodrigo Medina abandonó la Ecovía 2 que en teoría retomaría lo planteado por AECOM para incluir opciones de movilidad alternativas al auto sobre Morones-Constitución (toda una afrenta al automovilista regiomontano, el mayor de los miedos para políticos y autoridades); otro problema es que este plan se presentó en enero de 2014, luego de 18 meses de trabajo, con imágenes de un río que ya no corresponden a lo que vemos hoy.
A cuatro años de distancia, las imágenes incluidas en el PDF del plan maestro son las de un río aparentemente seco, vacío, lleno de piedras, sucio, inservible, ocioso y en espera de ser aprovechado. Basta con asomarse al río Santa Catarina hoy: sí, hay mucha basura y vegetación invasora, pero el río se ha regenerado solito, prueba de que está vivo. El render de una cancha de futbol en el lecho seco del río, justo a la altura del edificio de CEMEX en Constitución, no se sustenta hoy ante un escenario de vegetación abundante.
Aunque el plan maestro de AECOM fue presentado en un año en el que el río apenas se estaba recuperando, es utilizado como base para justificar dos propuestas que circularon en 2017 por las redes sociales.
La primera de ellas es la de Samuel García, diputado de Movimiento Ciudadano, que básicamente se apropió del estudio y el plan maestro de AECOM para llevarlo a consulta ciudadana y, de ser votado, “obligar” a las autoridades a implementarlo. Durante buena parte de 2017, Movimiento Ciudadano se movilizó para obtener las firmas de los ciudadanos.
Como suele ocurrir en este tipo de iniciativas de consulta popular, la redacción de la pregunta es mañosa, sesgada y no da mucho contexto. Cómo decirle que no al cuestionamiento de: «¿Te gustaría tener un corredor sustentable en Morones y Constitución, así como darle uso ecológico y recreativo al lecho del Río Santa Catarina?».
Esto es lo que concluye la cátedra Vía Ambiental del Tecnológico de Monterrey en relación a la propuesta de García: «La primera consulta ciudadana parece, en primera impresión, ser algo positivo, pero el proyecto propuesto para el lecho del río demuestra lo contrario. Cuando un tema está directamente relacionado al conocimiento científico, la opinión popular no puede tener la misma importancia, ya que es muy fácil manipular la información y, por medio de esta, a las personas».
Ximena Peredo, asidua defensora de las áreas naturales, escribió una extensa carta en respuesta a una provocación de García en redes sociales. Rescato lo siguiente: «jugamos a reconstruir la naturaleza según nuestras imágenes de ensueño sin comprender la complejidad de los ecosistemas que queremos manipular». Esas imágenes de ensueño son las que empresarios y políticos quisieran ver implementadas en Monterrey para avanzar su agenda (de plusvalía económica y política), aderezada de intenciones aparentemente en beneficio de la sociedad regiomontana.
García, como es su costumbre, decidió contestar algunas dudas sobre la propuesta de la consulta en un Facebook Live. Defendió el proyecto como un tema de ejercicio de recursos en beneficio de los neoloneses y aprovechó para señalar que lo de menos son las canchas sobre el río, que lo importante es la movilidad sustentable en Morones-Constitución: «si una vez que lo sacamos (el proyecto), tenemos la capacidad de que sea compatible sin afectar la flora, fauna y humedales, poner canchas rústicas para que la gente patee la bola, ¡adelante! ¿Qué nos impide a sacarle jugo al uso recreativo y deportivo del río, adelante, pero ese no es el tema toral, el tema toral no son canchas, es la movilidad sustentable de San Pedro, Monterrey y un pedazo de Guadalupe».
Hoy las ambiciones políticas de García apuntan hacia otro lado (el Senado), así que poco o nada se sigue hablando de la consulta.
Meses después, a través de la página de Facebook de Carlos Muñoz, uno de los socios de la firma de consultoría de proyectos inmobiliarios Grupo 4S, publicó un dramático video en donde se vende el proyecto Acuavía. No sólo eso, se acompañó de una petición en Change.org sin una intención muy clara.
Acuavía se basa, también, en el estudio de AECOM para atacar los problemas que amenazan a la ciudad (contaminación, tráfico y falta de espacios públicos), con una serie de intervenciones a lo largo del río de parques temáticos “biodegradables” «que cambiarán para siempre a nuestra ciudad». Inspirado en el Dryline de BIG, Acuavía se justifica como un proyecto que aprovecharía los largos periodos en que se mantiene seco el río para activar parques de “primer mundo”, que pongan a Monterrey “en el lugar que se merece”. Estos parques estarían diseñados ex professo para ser arrasados por una corriente del estilo del Álex; la inversión la pondrían privados, así que el dinero no sería problema, el problema está en que se necesita la autorización de CONAGUA.
Pero lo inquietante de Acuavía está en el guión del video: se dice que la solución es presentada por «un grupo de activistas urbanos cien por ciento ciudadanos», con un proyecto «sobre el mejor terreno de la ciudad».
Las palabras importan, también las formas. Hablar del río Santa Catarina como el mejor terreno de la ciudad sólo exhibe la jerga de los desarrolladores inmobiliarios que están impulsando la propuesta. Hablar del río como un terreno es, sin exagerar, un intento sesgado de incluir su lecho en la dinámica de la especulación inmobiliaria. La lógica neoliberal en su máxima expresión: si tú gobierno no puedes y/o no quieres, nosotros iniciativa privada podemos y queremos. Ahí está la lana.
Pero el escenario se complica. El diferenciador de Acuavía está en que despachos de arquitectura locales participaron en el ejercicio: GLR, YAARQ, S-AR, Ibarra Aragón, Lenoir, RDLP y A-DA (quienes hicieron el plan maestro de Acuavía) aportaron una propuesta de nodo-parque temático. Éstos van desde un botánico hasta un pet-park. No dudo de las buenas intenciones y la calidad de los diseños conceptuales, producto de meses de trabajo pro bono para impulsar el proyecto. Sin embargo, no podemos obviar que detrás de la propuesta están los activistas urbanos también conocidos como desarrolladores inmobiliarios, que cuentan con los fondos suficientes como para comenzar la construcción de un primer nodo (de entre 10 y 15 millones de pesos, con dinero privado) en beneficio estético no sólo de la ciudad, sino del corredor de sus propios edificios comerciales y residenciales que se encuentran a lo largo de Constitución y Morones.
Reflexión
¿Qué tanto nos urge la regeneración del río Santa Catarina? La respuesta depende de los intereses de los involucrados.
Ambientalistas quieren un río conservado y reforestado, capaz de amortiguar la próxima gran tormenta; mientras ese día llega, la flora y fauna seguirán regenerándose y, en el mejor de los casos, el público debería tener acceso a disfrutar de ese escenario natural.
Los anhelos primermundistas son válidos. Se puede soñar con mejores espacios públicos para los regiomontanos, ¿pero nos urgen en el lecho del río? Impulsar la regeneración del río por razones estéticas, para tener una nueva foto de brochure que venda a la ciudad como una más dentro del concierto de ciudades de estampa, denota el interés que el capital regiomontano tiene por seguir acelerando las inversiones de megaproyectos que benefician a una zona altamente visible y transitada por todos (tanto locales, como visitantes). ¿Por qué no impulsar la mejora de zonas olvidadas y marginadas? Quizá porque no saldrían en el brochure de venta de la marca Monterrey.
Ahora, si en verdad estamos convencidos que la transformación del río Santa Catarina y sus zonas estratégicas es crucial para comenzar con la mejora en la calidad del aire, la oferta de espacios públicos y la movilidad del Área Metropolitana de Monterrey, pues lo ideal sería convocar a un diálogo y ejercicio amplio, multidisciplinario y abierto. Avisar que se contrató a una empresa multinacional para desarrollar un plan maestro, es casi igual a trabajar en sesiones privadas un plan impulsado por desarrolladores. El problema es que ambas vías son excluyentes, son esfuerzos aislados con procesos herméticos que generan –o deberían de generar– más dudas y cuestionamientos que alabanzas y apoyo.
«En el año 2010, de nuevo (el río) se abrió paso con todas sus fuerzas: avivado por la tormenta Álex, la masa de agua logró estallar las tuberías para escapar, fugitivo y enfurecido, bramando a lo largo de toda la ciudad. Aquellos de nosotros que lo escuchamos no podemos olvidar ese grito apasionante y desgarrador de libertad. Su espíritu tomó forma, regresó a él. Ante el dolor humano, ocultamos nuestra alegría al reconocer su resurrección. Parados en las riberas devastadas, contemplamos el agua, extasiados por una revolución sensual. El rugido frenético de la fertilidad de un cuerpo enfrentado a su captor. Luego vimos a los mismos empresarios generar oportunidades comerciales a partir de la destrucción».
— XIMENA PEREDO EN RIVERS OF POWER
Actualización [8 de marzo, 2018]:
Entre el martes 6 y miércoles 7 de marzo, a la altura de Pabellón M se podía ver una máquina retroexcavadora removiendo tierra y vegetación sobre el cauce del río Santa Catarina. El periódico El Norte publicó una nota en la que incluso adelantaba la posibilidad de un anuncio sobre el regreso de las canchas deportivas sobre el río:
Casi ocho años después del golpe del huracán “Alex”, que originó el desazolve y la prohibición de infraestructura en el Río Santa Catarina, el municipio de Monterrey alista el regreso de canchas deportivas al lecho del cauce.
Un área entre el Puente del Papa y el Puente Cuauhtémoc, junto a Morones Prieto, empezó ayer a ser preparada para la instalación de canchas de futbol de tierra, luego de que la Administración del Alcalde Adrián de la Garza recibiera la anuencia de la Comisión Nacional del Agua, según fuentes extraoficiales.
El proyecto, que será anunciado el viernes, arrancará en pleno año electoral y mientras De la Garza busca reelegirse.
Un día después, El Norte informó que la Comisión Nacional del Agua había frenado los trabajos del municipio. Éstos, según el alcalde Adrián de la Garza, formaban parte de “una limpieza emprendida a finales de febrero”. Durante ese mes y en ese mismo tramo, entre el Puente del Papa y el Puente Cuauhtémoc, se podía ver acumulación de escombro en su cauce.
Existe otra tentación sobre el río Santa Catarina, una tentación político-electoral para reactivar el cauce del río con actividades deportivas públicas. El actual alcalde priista, Adrián de la Garza, busca la reelección y con buen timing parecía adelantarse a un fallo que tiene toda la confianza de ganar:
«...estamos haciendo trabajos de limpieza y remediación en virtud del retiro de escombro que se hizo (a finales de febrero)... Obviamente esos trabajos van a servir para que cuando tengamos la anuencia, que tenemos confianza que se va a dar, sea más fácil retomar los espacios».
En lenguaje electoral, esto significa que de la Garza está peleando junto a Samuel García la medalla que los consagre políticamente por reactivar el río Santa Catarina. Ojo con el lenguaje que utiliza el alcalde priista, pues habla de retomar los espacios del río Santa Catarina, como si éstos hubieran sido despojados del municipio y no al revés.
La tentación del río Santa Catarina
j. zertuche Fundador y editor de «contextual». Anteriormente: Residente Monterrey, en su última etapa bajo el lema “Acciones para una ciudad mejor”.
29.ene.18