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16.abr.2023

La doble moral panista — Caso García Luna

El partido que tuvo como último presidente al que tomó como estandartes la guerra contra el narco, que promovió la colaboración con EUA y que confiaba en su sistema judicial, parece que perdió la memoria.

POR Ángel Plascencia / Lectura de 12 min.

El partido que tuvo como último presidente al que tomó como estandartes la guerra contra el narco, que promovió la colaboración con EUA y que confiaba en su sistema judicial, parece que perdió la memoria.

Lectura de 12 min.

Ha pasado más de una década desde que la periodista Peniley Ramírez empezó a escribir sobre Genaro García Luna y sus negocios en Miami, Florida. Muchas cosas han cambiado desde entonces: el PRI volvió a gobernar el país, el eterno candidato de izquierda, Andrés Manuel López Obrador, llegó a la presidencia y García Luna está en la cárcel en Estados Unidos.

Editorial Grijalbo publicó a finales de 2020 su libro Los millonarios de la guerra: El expediente inédito de García Luna y sus socios, descrito como «un estremecedor thriller de no ficción». “En el libro expliqué cómo García Luna fue parte de una red de negocios que se beneficiaron con la llamada guerra contra el narco y cómo los sobornos permitieron a ‘El Chapo’ Guzmán seguir prófugo muchos años, y a la cocaína llegar desde México hasta Nueva York”, dice en entrevista para «contextual».

Cuando Peniley recibió la noticia del veredicto de García Luna, lloró. “Fue emocionante, al mismo tiempo sentí como que cerraba un ciclo en mi vida”.

El caso ha desempolvado de la memoria momentos y dichos que hoy contrastan con una realidad que pone en entredicho el discurso de la guerra contra el narco. Hace más de una década, Felipe Calderón (presidente de México 2006-2012) dijo estas palabras en perfecto inglés ante el Congreso de Estados Unidos: “Uno de los cambios más importantes que está viviendo México es nuestro compromiso de establecer firmemente el Estado de Derecho. Es por ello que estamos desplegando toda la fuerza del Estado para hacer frente al crimen organizado con determinación y coraje”.

Los congresistas estadounidenses estallaron en aplausos. Calderón también expresó su gratitud a los políticos estadounidenses, “quienes han apoyado a México durante tiempos muy retadores”. El discurso de Calderón de 2010 se enmarca en el periodo de la Iniciativa Mérida, un convenio de colaboración en el que Estados Unidos apoyaba el esfuerzo del gobierno mexicano para “combatir el narcotráfico y el crimen organizado”, suministrando “información y ayuda técnica”. Este pacto terminó en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Del amor al odio

¿Algún otro presidente mexicano ha sido aplaudido en el Congreso de Estados Unidos? ¿Alguno que agradeciera con tanta vehemencia el intervencionismo gringo en México? Lo cierto es que hoy la relación de la derecha mexicana con Estados Unidos y su justicia ya no es la misma.

Calderón parece haber perdido la confianza con la justicia estadounidense cuando escuchó el veredicto de su secretario de seguridad: “Soy un hombre de leyes y desde luego respeto las resoluciones de los tribunales cuando actúan conforme a derecho. Yo, en lo personal, tengo muchas dudas del veredicto (de García Luna) porque hubiera esperado ver lo que tanto anunció la fiscalía (en Estados Unidos): videos, grabaciones, fotografías, estados de cuentas, depósitos y la verdad que nada de eso se exhibió. Todo fue en base a testimonios de criminales confesos que, por cierto, a la mayoría de ellos nosotros, o sea nuestro gobierno, perseguimos, capturamos y extraditamos", dijo el expresidente panista.

De pronto, pareciera que la derecha mexicana no tiene memoria. Ahora los políticos panistas no confían en la justicia en la que tanto confiaron cuando eran gobierno y que enjuició a narcotraficantes mexicanos. Calderón, además de otros panistas y representantes de la derecha, como el otro expresidente panista, Vicente Fox (2000-2006), ahora desacreditan la justicia estadounidense y critican el intervencionismo gringo. “México tiene sobre su cuello la bota del imperio”, escribió Diego Fernández de Cevallos, en una columna que publicó en Milenio sobre el caso de García Luna qué título como "Justicia narca".

‘García luna no es panista’

El líder nacional del PAN, Marko Cortés, hizo todo lo posible por desvincular a García Luna del PAN. "De manera perversa y dolosa, el gobierno morenista trata de identificar a García Luna con el PAN, pero él nunca fue panista", dijo en un video que subió a sus redes sociales. Pero García Luna fue funcionario de seguridad con los dos presidentes panistas que ha tenido México: fue titular de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI) con Vicente Fox y secretario de seguridad con Calderón. En la guerra contra el narco del segundo, tenía todo el poder. De eso y otras cosas escribió por años Peniley. “Creo que el hecho de desacreditar las pruebas fue una estrategia de la defensa (de García Luna) que le resultó muy redituable en la prensa y que, claro, le sirve a los panistas, que salen muy mal parados con este caso”, mencionó la periodista.

La crítica de Calderón y otros personajes del PAN es que en el juicio no se aportaron pruebas más allá de las declaraciones de narcos, pero esto no es nada nuevo en el sistema judicial estadounidense.

“En el sistema judicial de Estados Unidos, las declaraciones de testigos son consideradas prueba. Se puede considerar culpable a alguien con la declaración de un solo testigo. En el juicio de García Luna, hubo 27 testigos. Nueve de ellos eran narcos. Hubo otros testigos que eran policías, ex-policías, expertos. Los puntos fuertes del caso son las coincidencias entre los testigos. Coinciden en puntos claves: García Luna usó a sus oficiales de la AFI (Agencia Federal de Investigación) y la SSP (Secretaría de Seguridad Pública) para ayudar al Cártel de Sinaloa a traficar cocaína, les dio información sobre sus enemigos, les puso oficiales a modo, les permitió y ayudó a operar. Eso significa que la ‘guerra contra el narco’ era un fraude, un invento para justificar la ayuda a Sinaloa. Los puntos débiles son la falta de pruebas en video, foto o grabaciones que permitan ver a García Luna operando. El hecho de que estos no se presentaran en el juicio permite a la defensa y a quienes están afectados políticamente por el caso, decir que lo que hay contra García Luna no es suficiente”, dijo Ramírez.

¿Persecución política?

Felipe Calderón y Ricardo Anaya, ex-aspirante a la presidencia, han acusado a López Obrador de ser perseguidos. Calderón dijo: “Es evidente que hay en México una persecución clarísima de carácter político, mediático en contra mía y que el fallo incluso se usa para exacerbar esa persecución que es casi personal de parte del gobierno”.

Peniley Ramírez coincide: “En los últimos años he publicado varios reportajes sobre cómo la UIF (Unidad de Inteligencia Financiera) se está usando para perseguir políticamente a opositores, y cómo se han lanzado investigaciones contra críticos de Obrador. Calderón ha sido perseguido y utilizado políticamente por Obrador desde que llegó al poder".

Se espera que a finales de junio García Luna vuelva a la corte para conocer su sentencia: enfrenta entre 10 años de cárcel y cadena perpetua. "Su defensa ha dicho que apelarán, así que aún le queda un largo camino judicial", dice al respecto Ramírez.

¿Cómo queda la llamada "guerra contra las drogas" ahora que está detenido el encargado de seguridad del presidente que recibió más apoyó de Estados Unidos en esta guerra? Tras más de una década de que ésta arrancara en México, el fentanilo tiene en vilo las relaciones bilaterales México-Estados Unidos y muchos políticos estadounidenses (predominantemente Republicanos) están llamando a una intervención militar en México con el pretexto de la crisis de salud en su país.

La guerra contra las drogas, contra el narcotráfico, parece una guerra sin fin que se alimenta de sí misma en una espiral infinita que nunca acaba. El secretario de seguridad del sexenio que más orgulloso se sentía Estados Unidos de México, ahora está preso por su vinculación con el Cártel de Sinaloa, un cártel que sigue siendo uno de los principales proveedores de droga a Estados Unidos. Y mientras en aquel país la marihuana legal ya es casi un hecho en todo el territorio, en México el presidente apela a la criminalización de los consumidores de droga y prohibir analgésicos como el fentanilo.

Más allá de la visión retrógrada y punitivista del presidente que prometió sacar al Ejército de las calles y que, por el contrario, los metió hasta en la construcción de aeropuertos, el panismo y la derecha mexicana tienen una grave crisis de credibilidad y coherencia. “El caso García Luna deja muy mal parado a Calderón. No tenemos pruebas de que supiera que García Luna era un narcotraficante, pero aunque no lo supiera, que eso sucediera con alguien tan cercano a él y él no se enterara, o dijera que no se enteró, es gravísimo”, mencionó Peniley.

Las respuestas de Calderón son insuficientes. Y aunque cualquier tipo de persecución política es despreciable, lo cierto es que con o sin esta, todavía hay muchas dudas sobre la participación y/u omisión del presidente que tomó como estandartes la guerra contra el narco y la colaboración con Estados Unidos.

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Escrito Por

Ángel Plascencia

Fecha

16.abr.23

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