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05.jun.2020

En ejercicio de nuestra ciudadanía

El rechazo a la propuesta que abría la puerta al “pin parental” en Nuevo León fue posible, en buena parte, gracias a la presión que ejercimos jóvenes, ciudadanos y organizaciones activos. Que sirva de señal para que nos involucremos más en la vida pública.

POR José A. de la Garza / Lectura de 14 min.

El rechazo a la propuesta que abría la puerta al “pin parental” en Nuevo León fue posible, en buena parte, gracias a la presión que ejercimos jóvenes, ciudadanos y organizaciones activos. Que sirva de señal para que nos involucremos más en la vida pública.

Lectura de 14 min.

Hace unas semanas, Nuevo León vivió otro capítulo de discusión sobre una propuesta legislativa controversial. El impulsor de esta iniciativa fue Juan Carlos Leal Segovia, diputado del Partido Encuentro Social del Distrito 10 del municipio de San Nicolás de los Garza y vocal de la Comisión de Puntos Constitucionales. El legislador había sido expulsado de Morena en marzo de 2019 (partido por el que llegó al Congreso en la coalición Juntos Haremos Historia) por utilizar lenguaje homofóbico. Basta con revisar su cuenta de Twitter para darse una idea de su repertorio: entre felicitaciones a Trump, el uso de hashtags como #DictaduraDeGénero y comentarios que ridiculizan a los movimientos feministas, yace la inspiración de este legislador.

Los antecedentes del diputado Leal no eran los mejores. Por el contrario, cada vez que decide acercarse a la constitución es para restarle derechos.

Su propuesta era colocar en el Artículo 3º de la Constitución la siguiente redacción: “los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”. La modificación constitucional abría la puerta a cambiar también el artículo 92 de la Ley de Educación del Estado para implementar un “pin parental”. Este “pin”, originado en España por el partido ultraderechista Vox, consiste en imponer una obligación a los centros educativos para consultar previamente la autorización de los padres y madres de familia sobre el contenido educativo que pudiese ser “controversial” para sus hijos.

¿Qué puede ser controversial? En estos tiempos, desde la educación sexual hasta el uso de vacunas. Por fortuna, la historia tuvo un final “feliz” y es por eso que vale la pena dejar registro de lo que como sociedad hicimos bien para frenar esta ocurrencia.

Tentativa de ‘madruguete’

Sabemos que hay legisladores que aprovechan momentos de distracción para impulsar agendas polémicas: cuando nadie los ve, es cuando actúan peor. Durante el mes de mayo, la pandemia acaparó la atención mediática y social, así que me puse a leer sobre las iniciativas del legislador pesista. También le dediqué mínimo dos horas y media cada martes y jueves para ver la transmisión en vivo del Congreso del Estado y así mantenerme al tanto de los dictámenes que sometían a discusión en el pleno, específicamente en referencia a esta reforma.

Mientras esperábamos a que se discutiera el dictamen, el jueves 21 de mayo, en vez de debatir la reforma que abriría puerta al “pin”, nuestros representantes aprobaron otra reforma a la Ley de Educación, lo cual nos tomó a todos por sorpresa. Esta reforma incorporaba la modificación de varios artículos referentes a la inclusión de personas con discapacidad, pero lo que llamó la atención del debate fue la fracción 12 del artículo 7, al cual se le agregó que uno de los fines de la educación sea el enseñar a “respetar la vida desde la concepción hasta la muerte natural”.

Inmediatamente después de que aprobaron la iniciativa, tomé captura de pantalla del tablero de votación y lo adjunté a un tuit para difundir que habían aprobado dicha barbaridad y exponer a quiénes lo hicieron. Sentía la necesidad de decirle a todo mundo lo que estaba pasando.

En discusión del pleno, Carlos de la Fuente, coordinador del grupo legislativo del PAN, argumentó a favor diciendo que esa modificación era “congruente” con el artículo 1 de la Constitución local, el cual fue reformado en medio de una polémica y choque entre grupos conservadores antiderechos y feministas en marzo de 2019, pues permite criminalizar el aborto. La Comisión Estatal de Derechos Humanos ya impugnó dicha reforma mediante acción de inconstitucionalidad y está en espera de discusión y resolución por la Suprema Corte.

La reforma al artículo 3 constitucional aún no se había discutido, lo que nos dio un poco más de tiempo para presionar a nuestros diputados representantes para que votaran en contra.

Nos empezamos a mover desde ahí y difundimos las maneras en las que podíamos contactar a nuestro diputado: correo, Twitter, Instagram, Facebook, WhatsApp… todo lo que estaba a nuestro alcance. No íbamos a permitir que tomaran una decisión a la ligera y sin escuchar la opinión y argumento de sus representados.

Con nuestros derechos no te metas

Varios compañeros de diferentes carreras y egresados de mi universidad —nadie pasa de los 25 años— crearon la cuenta @NOalPinNL en Twitter para hacer conciencia sobre el tema, sus efectos, su inconstitucionalidad y las formas en las que la ciudadanía podría ejercer presión desde casa.

Era muy evidente el descontento y participación de los jóvenes en este tema. La educación integral y libre estaba en peligro. Los efectos de esta reforma conllevarían a que el acceso a la información y educación sexuales de los niños se sometieran a decisión irrefutable de los padres con base en sus creencias éticas, morales y religiosas, pudiéndose menoscabar los derechos fundamentales de los niños, así como el desarrollo integral de sus potencialidades y personalidad. Esto no era cualquier cosa, pero la mayoría de los diputados no le daban la seriedad debida.

Los días pasaron y la iniciativa seguía sin discutirse en el pleno, pero nosotros seguimos presionando y mandando mensajes a nuestros diputados.

Luis Susarrey (PAN) le contestaba a algunos, pero a otros no. A los que sí les contestaba, lo hacía con argumentos que no llegaban a ningún lado: «Lo único que estamos haciendo es reconocer el derecho de los padres a elegir el tipo de educación de los hijos. No estamos restringiendo la educación sexual en las escuelas ni nada de esas cosas». Evidentemente no había entendido nada.

A Karina Barrón (MC) le llovieron críticas en redes por no haber votado en sentido alguno en la reforma educativa antiaborto de la semana anterior, así como su omisión siendo presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Congreso del Estado. Se lo cuestionamos en sus redes sociales, pero, en vez de contestarnos, escondió nuestros comentarios en Twitter y prefirió no rendir cuentas. Molestos por su actitud, volvimos a exigirle una respuesta. Nunca contestó.

Ya era jueves 28 de mayo, sesionó el pleno y nada. Se habían leído algunas cartas de diversas organizaciones con posturas a favor y en contra, pero nada más. Otra vez, la iniciativa no se discutió.

En la tarde de ese día empezaron a circular notas que pronosticaban que la propuesta del “pin parental” había muerto, que no alcanzaría los votos suficientes para legislarlo, que la iniciativa probablemente se volvería a presentar en el próximo período de sesiones. También se dio a conocer el pronunciamiento de la Secretaría de Gobernación respecto al tema.

Algunos empezaron a bajar la guardia y cantaron victoria. “Nuevo León libre de pin parental”, decían... pero aún faltaba la última sesión del viernes 29 de mayo.

A las 11:40 de la mañana de ese viernes, algunas personas en redes sociales comenzaron a advertir que sí se discutiría el tema, contrario a lo que publicaron algunos medios. En efecto, minutos después vimos a Carlos Leal dar lectura a la iniciativa de reforma.

Se abre el telón del Teatro del Congreso

Las visualizaciones de la transmisión en vivo a través del canal de YouTube del Congreso empezaron a aumentar rápidamente. La sección de comentarios en tiempo real parecía un campo de guerra. Las frases reflejaban un choque en las posturas: «¡Sí al pin parental!», «¡No al pin parental!». Los jóvenes seguimos atentos a la lectura y discusión del dictamen.

La discusión empezó y Mariela Saldívar tomó la tribuna, le siguieron: Claudia Caballero, Ivonne Bustos, Samuel Villa, María Dolores Leal, Guadalupe Rodríguez, Claudia Tapia, Asael Sepúlveda, Julia Espinosa de los Monteros, Luis Susarrey, Luis Armando Torres, el mismísimo Carlos Leal, Karina Barrón, Itzel Castillo y Carlos de la Fuente. Las redes sociales también se llenaron de apoyos y críticas a los legisladores.

Los discursos de algunos legisladores con postura a favor fueron ridículos, deprimentes y tan cínicos que parecía un salón de secundaria practicando para un modelo de las Naciones Unidas: con risas, abucheos, interrupciones y burlas entre ellos. Por ejemplo, Claudia Caballero y Luis Susarrey hablaron de la imposición del Gobierno Federal a una educación “ideológica” y de una supuesta intención de “adoctrinar” a los niños en las escuelas. Carlos Leal dijo que la Segunda Guerra Mundial no había sido causada por Hitler sino por la amargura de Karl Marx y Charles Darwin, a quienes, según dice, se les impuso un “adoctrinamiento liberal”.

Sus intervenciones fueron un chiste que no daba risa porque, a final de cuentas, esas son las personas que nos representan y tienen el poder de reescribir leyes, nos guste o no.

Luis Susarrey se dirigió a los que estábamos viendo la transmisión. “Durante estos días fueron desinformados y engañados dolosamente”, dijo el diputado subestimando nuestra capacidad de razonamiento sobre la situación y tirando a la basura los mensajes, peticiones, argumentos y demás cuestionamientos de quienes estábamos en contra. Bajo su lectura, la ciudadanía no es capaz de exigir por cuenta propia, siempre es manipulada o “está desinformada”.

Después de la discusión y peleas de cómo se llevaría a cabo la votación (en tablero o en secreto), finalmente el dictamen se vota en lo general: 20 votos a favor, 12 en contra y 9 abstenciones. No se había aprobado por no alcanzar los 28 votos mínimos necesarios para conformar las dos terceras partes del quórum para reformar la Constitución.

Ganó la presión de los jóvenes, de la ciudadanía activa y de las organizaciones. Ganó el #NoAlPinParental. Nuestro rol como ciudadanos demostró ser efectivo e importante para la toma de decisiones de quienes ostentan el poder.

Después de la votación, varios de los que participamos en la presión digital recibimos mensajes de agradecimiento y de afecto. Con una Legislatura como la actual (con una especie de bloque multipartidista antiderechos, de posturas conservadoras y retrógradas) no había mucha esperanza de ganar. Sin embargo, las diputadas Mariela Saldívar, Claudia Tapia, Ivonne Bustos y María Dolores Cantú alzaron la voz en contra desde un inicio y nos inspiraron a unirnos a esa voz: ellas desde su curul, nosotras y nosotros desde casa en cuarentena.

Durante esos días, aprendimos bastantes cosas. Aprendimos desde ubicar a nuestro diputado de distrito, a presionar a nuestros representantes y ver cómo trabajan (o no trabajan). Es decir, aprendimos a ejercer nuestra ciudadanía. ¿Qué hubiera pasado si no se generaba la polémica y nadie supiera nada de lo que estaba pasando?

La participación ciudadana activa es clave en una democracia. Lo sucedido estas dos semanas nos ha demostrado que sí podemos y que tenemos todo a nuestro alcance para ejercer nuestras obligaciones ciudadanas. Es responsabilidad de todos no solamente votar, sino también el observar qué están haciendo las personas por quienes votamos y demandar el cumplimiento de sus sus promesas y labores.

Espero esto no se quede aquí y que sirva de señal para que nos involucremos más en la vida pública de nuestra ciudad y nuestro país. Decir que la política no nos gusta o que no entendemos cómo funciona no debería ser excusa para no presionar a nuestros representantes, más ahora que sabemos de lo que son capaces cuando nadie los ve. Nadie vendrá a forzarnos a ejercer la ciudadanía, está en nosotros tomar la iniciativa.

Pertenezco a una de las generaciones que han sido caracterizadas por querer cambiar las cosas, pero también tachadas de ser de “cristal” por ofendernos de todo. Lo que nos ofende y no toleramos es que la corrupción y la impunidad haya sido considerado por generaciones previas como algo normal o parte del sistema, y que siga siendo la forma común de gobernar.

Las formas en las que los jóvenes nos involucramos en la toma de decisiones han cambiado a través del tiempo. Cada vez es más accesible presionar a nuestros representantes, lo podemos hacer desde donde sea que estemos. Es cuestión de ir construyendo juntos maneras de organizarnos, estar preparados para cuando llegue a surgir otra intentona en contra de nuestros derechos. Estamos listos para la siguiente batalla.

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Escrito Por

José A. de la Garza

Fecha

05.jun.20

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