En San Pedro Garza García ha surgido un discurso populista para legitimar la lucha por conservar privilegios. Por un lado, el “pueblo” (los vecinos indignados); por otro, una “otredad” (el gobierno en turno). El diálogo se vuelve imposible, ya que no hay una intención de interlocución.
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Desde las elecciones del año pasado, opinadores de televisión y columnistas de periódicos siguen repitiendo hasta el cansancio las palabras “populismo” y “demagogia”. Inclusive Peña Nieto, todavía como presidente, advirtió sobre los riesgos del populismo en tiempos de elecciones (como si la corrupción institucional que caracterizó a su gobierno hubiera sido un paseo por el campo). Pero la tentación de dibujar en el populismo al enemigo público #1 no fue una invención priísta, de hecho tanto populistas como antipopulistas utilizan el mismo discurso que imagina al pueblo como una masa moldeable, definible y sin voluntades individuales constitutivas.
Estos políticos populistas y antipopulistas nos imaginan como las escobas animadas de Fantasía, la película de Walt Disney, bailando al compás marcado por Andrés Manuel o Samuel García o el Bronco o el PAN o el PRI... o por cualquier político. En el fondo, ambos suponen que, como ciudadanos, somos unos incautos. Imposible admitir culpa o diálogo, acá de lo que se trataba era de advertir y emocionar, de colocarnos en una encrucijada entre riesgo y salvación, de convencernos que en sus palabras está la respuesta correcta.
Ves el periódico sobre la mesa y sólo atinas a ver la foto de Andrés Manuel en la primera plana de “El Norte”. No te molestas en leer el encabezado, no quieres saber qué hizo esta vez, pero de todas formas sientes que se te oprime el estómago y se te calienta la cabeza. No te puedes explicar cómo es que ganó, sólo se te ocurre que engañaron al pueblo. Tan sin educación, tan pobre, tan ultrajado, tan maltratado, tan inocente.
Sales de la casa como cada mañana en ropa de ejercicio. Le gritas por su nombre a los dos perros que resguardan la casa, dos Schnauzers. Les haces cariños en el pórtico mientras te das cuenta que has olvidado las llaves del carro. Entras a la casa. Los perros se inquietan porque saben que ya van de paseo. Vuelves corriendo al umbral y el calor se te mete por los ojos. La camioneta pita porque está abierta y abres la puerta de atrás para los perros, les cargas para que puedan subir. Enciendes el motor y ves que el tanque está lleno. Les cuentas en un tono infantilizante a tus perros que van a ir a correr al parque.
Más allá de qué es un populista o un demagogo, en San Pedro Garza García hay un consenso general de que nuestro presidente lo es. Entienden estos conceptos como intercambiables y los definen como el acto de decirle a la gente lo que quiere oír para que hagan lo que el gobernante quiere. Es decir, ser populista o un demagogo es ser un vendedor de humo y un manipulador de marca.
Sin embargo, pensar que lo que ocurrió en torno a las elecciones del 2018 fue simple y llana manipulación es querer achicar el mundo para entenderlo.
Para entender cómo pasamos de la tecnocracia a lo que sea que tenemos hoy, hay que hacer una parada en los postulados sobre discurso del teórico argentino Ernesto Laclau, autor de La razón populista:
→ «Para mí el populismo está ligado a la construcción del pueblo como actor colectivo. ¿Cómo se construye un pueblo? Básicamente sobre la base de poner conjuntamente una serie de demandas insatisfechas (...) Si la demanda es satisfecha, no hay problema. Pero si la demanda no es satisfecha hay una cierta frustración. Si esta gente empieza a ver que, al lado de eso, hay otros problemas no resueltos para sus vecinos, se empieza a crear entre todas estas demandas insatisfechas una serie de equivalencias que pasan a construir una demanda más amplia. Esto es lo que constituye para mí, básicamente, un pueblo.»
— ERNESTO LACLAU
Para Laclau, el pueblo son personas que comparten insatisfacciones —aunque casi siempre son enojos— y que se aglutinan en torno a ese malestar para exigir que les resuelvan. Ser sampetrino es, entonces, el “Can I speak to the manager” como discurso colectivo.
Tu doctor te empezó a obligar a ir a correr y comer mejor desde hace ya un año. Antes era un sacrificio y hoy se te ha vuelto un paso más en la inercia del día. Tu teléfono no deja de sonar. Hace un sonido como de ave o un chiflido cada vez que te llega un Whats. No has podido cambiar el tono de los mensajes y no has querido usar el celular en silencio porque te preocupa no atender situaciones importantes.
Hace mucho que no hay para ti situaciones importantes, pero nunca sabes. El grupo de vecinos de la colonia es el responsable del escándalo. Enviaron una “noticia”, como le dices a las cadenas sobre política que brincan de grupo en grupo. Te estacionas en el parque y te sientes bien porque alcanzaste a ocupar el último cajón de estacionamiento. Abres la noticia (sic):
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(Transcripción de un mensaje reenviado por WhatsApp)
«Desde el mundo de los abogados , Recibí este mensaje que ahora les comparto:
Los muchachos de la Cuarta T le acaban de dar un golpe mortal a la economía de mucha gente de la Ciudad de México... Y de la industria que más trabajos genera.
De por sí era muy costoso, engorroso y tardado, pero al menos había una vía para recuperar tu propiedad, ya no se va a poder desalojar gente si no te pagan la renta y solo se podrá desalojar inquilinos morosos en casos “especiales” que la nueva ley que parece haber sido redactada por la Asamblea de Barrios, no dice cuáles, amén que Claudia Sheimbaum ya desapareció el Cuerpo de Granaderos así que no hay quien apoye desalojo alguno.
Aparte en el raro caso que la ley te permita desalojar a un individuo que no paga la renta hace 5 años te pueden contrademandar por daño moral y afectar sus derechos humanos... Y te demanden o no de cualquier manera lo tienes que indemnizar, todo esto lo acabo de escuchar con asombro e incredulidad en el radio 📻 en el noticiero de Ruiz Healey.
Así que si querías comprar un departamento para rentar y vivir de tus rentas en tu vejez va a tener que ser en Houston... Van a hacer pedazos la economía de la ciudad y del país antes de lo que pensaba. Tan sencillo como que se mete a vivir alguien a tu casa 🏠 que rentas, te paga un mes de renta , otro de anticipo y se queda a vivir ahí para siempre, te despojan de facto tu propiedad con el aval de MORENA. La nueva Ley protege al inquilino moroso y castiga al pinche Fifi que renta, no importa que sea el producto del trabajo de toda una vida, la culpa es tuya por no ser jodido y tener un departamentito para poder vivir de esa renta.»
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Se te enciende el estómago, la frente y las orejas del coraje, otra vez. Tú le advertiste a tus hijos que no votaran por AMLO. Tú difundiste el peligro que guardaba el que llegara al poder. Nadie te hizo caso y ahora tú pagas las consecuencias, tú que has trabajado y hecho las cosas bien toda tu vida. Bajas a ambos perros de la camioneta y piensas que te preocupa mucho a dónde irá este “pobre país” –como lo llamas– y resuelves que correr te ayudará a despejar la cabeza.
“Salvando San Pedro” es uno de los ejemplos más novedosos del uso del discurso populista. Se definen como “un grupo organizado de habitantes sampetrinos que ven por la legalidad, el orden y respeto a la voluntad de los ciudadanos”, pero llevan el estado de inconformidad a una estridencia que pulveriza el contenido. No importa lo que se diga o si es o no verificable. No importa tampoco si está basado en la desinformación. Lo único que importa es que el enojo y la indignación sea tangible. Por lo mismo, el diálogo se vuelve imposible, ya que no hay una intención de interlocución. El discurso populista no busca transmitir un mensaje, sino construir un pueblo (los vecinos indignados) y una otredad (el gobierno en turno).
Carola Schoor, especialista holandesa, ha publicado análisis del discurso político entendiéndolo como un teatro que se monta diariamente y que involucra públicos, vestuarios, utilería y hasta escenarios. De ese modo, cada tipo de discurso tiene sus propios conceptos para montar su espectáculo. En este video, una de las vecinas que integra Salvando San Pedro convoca a Guillermo Martínez Berlanga en calidad de “especialista”. El material en video es una joya para ejemplificar lo descrito en los artículos de Schoor.
Entiende a los políticos como incapaces o corruptos.
→ “Es una verdadera pena que el alcalde de San Pedro por ignorancia (no quiero pensar que es por corrupción, le voy a dar el beneficio de la duda) quiera privatizar nuestros parques”.
De ahí que la política se asimile como un terreno en crisis y conflicto.
→ “¡Va otra vez alcalde! No queremos lenguajes bonitos, no queremos tendencias mundiales, queremos parques bonitos como los tuvimos ya una vez”.
Pero no es sólo que la construcción del discurso de Salvando San Pedro siga los patrones populistas, sino que además no tiene reparo en asumir posiciones políticas sin información.
“Quiero suponer que es por ignorancia, no por corrupción. Si me aprietas tantito puedo suponer que es por corrupción, pero no me consta”, dice Guillermo Martínez Berlanga a la cámara.
No interesa demostrar que los argumentos están sostenidos en hechos. Por el contrario, un acontecimiento verificado se utiliza como pivote para crear toda una nueva historia que será contada con mucha intensidad y dramatismo, con el único objetivo de persuadir pero no de informar.
El ejemplo de los parques es muy claro. Se parte de un acontecimiento verificable como es la consulta sobre los parques elaborada por Parques de México —con todos los “asegunes” que la consulta pueda cargar— y desde ahí se construye una narrativa privatizadora y se bloquea toda posibilidad de comunicación con el gobierno, porque ya se fijó un pedazo de la realidad como hecho irrebatible.
Corres por el parque y te entra un orgullo adolescente porque hoy has avanzado más en menos tiempo. Uno de tus perros se hace popó junto al andador. Dejaste las bolsas en el carro. No quieres ir y volver, además siempre cargas bolsas, hoy sería la primera vez que no recoges la popó de tus perros. Decides perdonarte por esta ocasión. Te insistes que de todos modos está sobre el pasto y servirá de abono.
Vuelves a tu auto y enciendes la radio. Pasas de largo las estaciones que ponen música hasta que llegas a un noticiero. Hablan sobre los ambulantes en el centro de la ciudad. Los están quitando. Piensas que es un acierto. Está bien que todo mundo busca cómo salir adelante, pero pues la ley es la ley. No recuerdas cuándo fue la última vez que caminaste por el centro, pero te acuerdas que era muy sucio. Seguro por eso dejaste de ir.
Estos movimientos que configuran el populismo fifí son en gran medida una forma de legitimar la lucha por conservar privilegios. La cerrazón al diálogo les favorece porque pasar a un plano racional de discusión podría tener como consecuencia ceder. No lo admiten.
Sin embargo, la normalización de este tipo de discursos unidireccionales han ido deformando la comunicación pública en San Pedro. Las formas discursivas que llevaron a Miguel Treviño a la alcaldía siguen los mismos patrones discursivos de Salvando San Pedro.
- ¿Quiénes son los buenos? Los Sampetrinos.
- ¿Quién es el enemigo? El gobierno corrupto incompetente de los partidos, merecemos más.
- ¿Qué es la política? La política sólo puede ser hecha por los no políticos, los independientes. No podemos esperar, #YoNoSoyRana (¿o cómo era?).
En campaña hace sentido recargarse en un discurso populista porque de fondo no hay mucho que discutir, se trata de conseguir votos y ganar. Pero desde el gobierno apoyarse en demasía de procesos participativos y de consulta sólo para seguir manteniendo la ficción del pueblo bueno es peligroso, más cuando es claro que no se tiene un nivel de participación de la población como para hablar de un involucramiento real.
En el ejercicio de Presupuesto Participativo del 2018 se reportaron 5001 votos efectivos, cifra que es más elevada que la de votantes reales pues un votante puede hacer más de un voto efectivo. El Municipio de San Pedro Garza García tiene un padrón electoral de poco más de 100 mil electores.
Si consideramos a los cinco mil votos como votantes, estaríamos hablando de una participación del 5%. Esto es menor que la media de participación ciudadana en la zona metropolitana (12.3%) publicada por Cómo Vamos Nuevo León en la encuesta Así Vamos 2018.
Por otro lado, si se revisan los datos de la votación se puede ver los pocos votos promedio que obtuvieron los proyectos ganadores en cada sector del municipio.
Tabla: Elaboración propia con datos de la plataforma decide.sanpedro.gob.mx
En otras palabras, las y los vecinos del municipio de la ciudad con participación electoral más alta, al momento de ser convocados para proponer y votar propuestas más allá de una lección entre buenos y malos, prefieren no participar.
Pareciera como si fuera imposible construir política fuera del discurso populista. Como si se nos hubiera atrofiado la posibilidad de entender la política más allá de buenos y malos.
Llegas a tu casa y estacionas la camioneta. Abres la puerta de atrás para que los perros bajen. Te buscas las llaves de la casa en la ropa hasta encontrarlas. Abres la casa y caminas como navegando a su interior. Vuelves a toparte con el periódico que no quisiste leer en la mañana.
Ya se te hizo tarde para el trabajo y te apuras a alistarte. Piensas que la única manera de que no se hunda este país es si cada quién hace lo que le toca, porque “somos más los buenos”, ¿no?
Populismo fifí
Luis Mendoza Ovando
02.jun.19