Desperate Literature, una pequeña librería a la vuelta del Teatro Real de Madrid, en el número 13 de la calle Campomanes, vende libros en inglés en la capital de España, donde solo un 15% de su población lee en el idioma que predomina en sus títulos.
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Hace casi 10 años leí El año de la muerte de Ricardo Reis de José Saramago, el mismo libro que ahora lee Corey Eastwood, uno de los dueños de Desparate Literature, luego de su visita a Lisboa, Portugal. No fue hasta hace un par de meses en que visité por primera vez la misma ciudad, que es donde se desarrolla la novela. Es curioso tratar de recordar algo que en realidad no conoces, pero en aquel entonces imaginaba los callejones por los que el personaje de Saramago se perdía hasta desvanecerse con el espíritu de Fernando Pessoa. Ahora que trato de recordar la novela, la ciudad se superpone. Tanto en Lisboa como en el libro es fácil perderse: lo que más me gusta de leer y viajar. Estas dos aficiones han motivado a un grupo de socios –entre los que está Eastwood– en su mayoría neoyorquinos, a combatir el pronóstico de la muerte del papel con “literatura desesperada”, y a importar libros del otro lado del mundo a Madrid, España y Santorini, Grecia.
Desperate Literature, una pequeña librería a la vuelta del Teatro Real de Madrid, en el número 13 de la calle Campomanes, vende libros en inglés en la capital de España, donde solo un 15% de su población –según el estudio de 2012 Europeos y sus idiomas, de la Comisión Europea– lee en el idioma que predomina en sus títulos; es una empresa aventurada que se instaló en el local de otra librería multilingüe que quebró el año pasado. Pero Corey Eastwood y sus socios, Craig Walzer y Michael MacCanne, no solo ven un negocio en su librería: Eastwood la considera un punto de encuentro, un espacio de intercambio, un lugar para estar rodeado de libros y “poder hablar con alguien interesante”.
Eastwood tiene 34 años, es un escritor de Brooklyn y representa la segunda generación de su familia en dedicarse a la venta de libros usados, pero está consciente de que tanto él como sus socios podrían ser parte de la última.
El neoyorkino forma parte de un grupo de libreros itinerantes que son dueños de tres librerías en Nueva York, una en la isla Santorini y ésta más en Madrid; empezaron en las calles de Nueva York pero con el tiempo y sus viajes por el mundo han decidió expandir sus proyectos del otro lado del Atlántico. En Grecia el peculiar y nostálgico modelo de negocio llevó al socio de Eastwood en Desperate Literature a dar la conferencia Mentiras ingeniosas y estantes de ficción en TED Talks Atenas, sobre Atlantis Books, la librería en la isla Santorini que se sostiene exitosamente a pesar del pesimismo en la industria.
Desperate Literature fue el punto de encuentro con Eastwood, donde intercambiamos títulos de libros, recordamos a José Saramago, Orhan Pamuk y las calles de Lisboa. Aunque habla poco español, varios de los autores que admira escriben en este idioma: Javier Marías, Enrique Vila-Matas y Roberto Bolaño. El librero me recomendó Something I’ve Been Meaning to Tell You de la premio nobel, Alice Munro.
Pregunta. ¿Cómo cree que los libros digitales están afectando a negocios como el suyo?
Respuesta. Muchos vendedores de libros con los que he hablado son muy pesimistas acerca del futuro del comercio de libros, yo no sé, pero temo que quizá somos la última generación de gente que se gane la vida vendiendo libros. Me gusta pensar que la gente seguirá amando los libros, que seguirá queriendo esa experiencia táctil y física de abrir un libro. Pero,no lo sé, tal vez todo este mundo de libros usados dejará de existir como lo conocemos.
P. ¿Cuál es el concepto detrás de Desperate Literature?
R. Venimos de una tradición de librerías internacionales en Europa, supongo que de alguna manera estamos inspirados en la librería parisina Shakespeare and Company y por la librería de Craig Walzer en Grecia, Atlantis Books.
P. ¿Cuál es esta tradición de librerías que menciona?
R. El modelo más famoso es el de Shakespeare and Company que era de George Withman. Sylvia Beach era una amiga del escritor, James Joyce, y otros que vivían en París en aquel tiempo, juntos abrieron una librería y esa tienda fue cerrada, años después la empezó otra vez Withman, no recuerdo si en los 50 o 60, y era básicamente un sitio para escritores y artistas. Ellos de verdad construyeron una comunidad literaria. Este lugar tiene un apartamento atrás pero no es el mismo modelo, la gente solo viene aquí aleatoriamente, trabaja y duerme.
Siempre que encuentro librerías veo que son sitios muy agradables en sus comunidades, esa es un poco la idea de Desperate Literature: que la gente que visita Madrid o la que es de aquí pueda venir a este lugar a encontrar algo interesante, y además tener una conversación con la persona encargada o con otros clientes.
P. ¿Qué tipo de libros vende?
R. Tenemos un 60% en inglés, 25% en español y 15% francés. Principalmente es inglés, literatura en inglés, ficción. Tenemos una buena selección de ficción y varias categorías de libros: filosofía, memorias, viajes, pero principalmente muy buena literatura en inglés. Nuestra sección de poesía está por mejorar.
P. ¿Compra los libros en Nueva York?
R. Sí, el 95% de los libros en inglés vienen de Nueva York, voy a diferentes ventas de librerías, recibimos donaciones. También hay ventas en Nueva York entre vendedores, donde los libros se dan muy baratos, este tipo de ventas las hacemos casi exclusivamente en las mañanas. Mi madre está en esto también, ella es una vendedora de libros, así que sale temprano en la mañana y compra libros, y yo hago lo mismo.
P. ¿Por qué decidió abrir una librería en Madrid?
R. Para serte honesto fue un poco random. En 2014 yo estaba en Grecia trabajando en la librería de Craig Walzer y recibí un correo de un amigo de Nueva York que es un cantante de ópera que se presentó en el Teatro Real de Madrid, en la producción de Brokeback Mountain. Él estaba aquí en Madrid y vio que la librería Petra –una librería multilingüe qué es la encarnación previa de Desperate Literature– estaba en venta, él es un vecino de mi tienda en Brooklyn, Nueva York, y sabía que tanto Craig como yo somos vendedores de libros y que nos gusta vivir fuera de los Estados Unidos, me contactó y me lo dijo, y fue de nuevo coincidencia que Craig había pasado un tiempo en Madrid y le gustó la ciudad, en ese punto añadimos a otro socio: mi buen amigo, Michael McCanne, que habla español y estaba interesado en dejar Nueva York. Los tres nos reunimos y decidimos llevar a cabo el negocio.
Tenemos varias librerías en Nueva York, tenemos dos en Brooklyn: Human Relations y Book Thug Nation, y —aunque es parte de un colectivo más grande de vendedores— acabamos de abrir una en Queens, Nueva York: Octopus, esa es un café también.
P. ¿Cómo va el negocio en Madrid?
R. Aquí no está yendo bien, está yendo un poco mejor que cuando abrimos pero debemos seguir creciendo. Las cosas están muy bien en Grecia, para Craig Walzer.
P. En España pocas personas leen en inglés, ¿lo ve cómo un obstáculo para Desperate Literature?
R. Pues la verdad he estado sorprendido de la cantidad de libros para niños que vendemos en Madrid. En Nueva York realmente no es nuestro enfoque pero aquí la gente realmente quiere que sus hijos aprendan inglés, y de hecho en Nueva York pasa algo curioso: dada la gran población latina que hay en los Estados Unidos algunos americanos están ahora enseñando español a sus hijos, entonces también estamos vendiendo libros en español en Nueva York. Me gusta este intercambio.
P. ¿Qué está leyendo ahora?
R. La semana pasada estuve en Lisboa, mi novia y yo fuimos ahí por primera vez y es una ciudad maravillosa, hermosa, y nunca había tenido oportunidad de leer al gran escritor portugués, José Saramago, así que empecé a leer El año de la muerte de Ricardo Reis.
P. ¿Cuál fue el primer libro que le conectó con la literatura?
R. Es un poco penoso pero el primer libro que amé fue En el camino de Jack Kerouac, y también La jungla de Upton Sinclair, este libro me ha influenciado mucho.
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La tienda se llama “literatura desesperada” por esta frase de Bolaño del libro de Los detectives salvajes: “Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Ésta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado”.
Letras desesperadas
Ángel Plascencia
06.abr.15