Aunque en Estilo libre abundan las trompetas, las palmas y el rasgueo andino, hay espacio para las pausas en este ambiente festivo.
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El de Gepe es sin duda un acento chileno, de esos que saborean las palabras y anclan las frases importantes con un “¿cachai?”. Cuando canta no se le nota pero al hablar se delata, su conversación transporta –con ese ir y venir en el fraseo– a un rincón del centro de Santiago, donde vive desde que recuerda. Casi puedo escuchar el río Mapocho de al lado de su casa y sin duda escucho al perro que ladra mientras conversamos por Skype. «He estado el 98% de mi vida en la misma ciudad, en el mismo país. Yo pienso que desde la experiencia más íntima nacen los temas más transversales», dice.
Su música evoca imágenes multicolor, brillantes, “luminosas” –el adjetivo con el que definió Estilo libre, su nuevo disco–, con realidades alternas donde existen cofradías y reinados mestizos, indígenas, andinos, en los que hay mucha fiesta, vida, aplausos, y si te levantas a bailar luego ya no encuentras tu silla. Daniel Riveros Sepúlveda (Santiago, 1981) se dejó llevar por la libertad y el verdadero pop latinoamericano, los géneros que en el fondo todos bailamos y conocemos desde niños: la bachata de Juan Luis Guerra –su canción favorita: “Burbujas de amor”– y el reggaeton de Tego Calderón; de ambos músicos se dice admirador.
Desde los cinco años versionaba canciones del grupo chileno infantil Mazapán y sus influencias musicales en la adolescencia iban de Guns N' Roses, The Smashing Pumpkins o Sonic Youth, hasta el grupo chileno Tobías Alcayota y Cypress Hill. A Gepe le gustaría algún día hacer música con Totó la Momposina y con Cypress Hill.
En sus últimos dos discos sus letras abordan la cotidianidad, los detalles de la vida diaria sin pretensiones: ir al trabajo, crecer en la misma ciudad, tener los mismos amigos, nunca irse o siempre volver. En resumen, la vida que llevamos muchos, las experiencias comunes.
Aunque en Estilo libre abundan las trompetas, las palmas y el rasgueo andino, hay espacio para las pausas en este ambiente festivo. Como en sus discos anteriores, estos respiros siempre son algo más: una reflexión sobre una ruptura, los sinsabores del amor, o esos lugares profundos de la mente a los que nos cuesta llegar; el futuro, la muerte, la soledad, la depresión, donde lo que tenemos no es suficiente y la vida diaria no parece tan inspirada en la fiesta, sino en una balada que se corona con alguno de los ritmos melancólicos del mestizaje; una bachata o algún bolero de los que también inspiraron a Gepe.
«Mi idea siempre fue trabajar las canciones hasta el final de las consecuencias, por lo tanto había que seguir la lógica inicial de las mismas», reflexiona Gepe en una conversación que se extendió lo necesario para explorar su nuevo Estilo libre.
"Desde la experiencia más íntima nacen los temas más transversales"
– Gepe
¿De qué trata Estilo libre?
El concepto está bastante claro con respecto al título. Con la libertad de poder –siempre en función de la canción– armar diferentes arreglos musicales relacionados a ritmos nuevos que no había usado anteriormente en los discos, quizá música más centroamericana, de pronto por ahí un bolero, de pronto por ahí una bachata, de pronto por ahí algo así parecido a un merengue, algo así parecido a un rap, no solo en su ritmo sino también en su métrica de la letra. La libertad de poder hacer ese tipo de canciones.
El que las canciones hayan terminado de esa manera es porque cada una en su génesis generalmente partían así: como suenan es como nacieron desde un principio. Por ejemplo la canción de “Invierno” desde el principio pensé que debería ser algo así como sonó en el disco, que no es algo forzado el que hayan terminado sonando una cuestión más bachatera u otra cosa más rapera. Como que desde la génesis de la canción nace el arreglo y no está ahí forzado, esa es la verdad en el fondo: no es que sea un popurrí de cosas que yo elegí como para hacer muchas cosas juntas y que todo sonara muy raro y muy heterogéneo, no es forzado, es así simplemente, entonces por eso terminé haciendo Estilo libre, está bastante bien puesto el nombre del disco.
¿Crees que es tu disco más festivo?
Es como más luminoso de pronto, no es ni siquiera un disco para bailar pero es bastante luminoso, y yo creo que se emparienta bastante con el anterior pero quizá este va hacia un sonido más definido, yo creo que en el anterior estaba probando cosas, probando canciones, melodías más sencillas y ahora ya creo que está bastante más definido eso; y las canciones iban más en serio en éste, con letras más definidas, más concretas, más reales.
¿Qué estabas escuchando cuando compusiste Estilo libre?
Escuchaba lo que escuchaba cuando chico básicamente: música latina tipo Juan Luis Guerra, Alejandro Sanz, pero también entre medio Génesis y Frank Zappa. Frank Zappa es lo que más escuchado últimamente que se me ha pegado bastante. Andrés Calamaro, que ha sido una gran influencia, por su puesto no se nota tanto en la música pero sí en la verborrea, en el intentar explicar y describir.
¿Qué tan importante es la celebración y la fiesta en tu música?
La fiesta en términos de inspiración más que yo intentando generar una. Porque la mayoría de la música andina es colectiva y suele ponerse en las fiestas de la comunidad, acá en Chile en el norte, en Bolivia, en Ecuador, en Perú generalmente la música así suena en colectividades donde se juntan 100 personas a tocar ese tipo de música y otras mil a bailar. Por ejemplo la fiesta de La Tirana, en Chile; la fiesta de Oruro, en Bolivia, son como celebraciones súper macro con mucha gente y a eso me refiero: es una música que se toca de a muchas personas y se baila de a muchas personas, genera una colectividad, un sentimiento común, como que todo es anónimo, es colectivo, a eso me refiero con decir fiesta, con evocar fiesta en las canciones, más que hacer bailar es como fundirse un poco.
¿Qué importancia tienen las raíces indígenas en tu música?
La verdad que son muy importantes, siento que la música folclórica latinoamericana en general me ha llamado la atención desde hace mucho tiempo, ha sido mi influencia, es mi influencia; no siento tampoco como que yo fuese un antropólogo de la música, no siento como una misión el rescatar el folclor, de hecho no lo estoy rescatando porque simplemente estoy poniendo el folclor como una música que me influencia mucho tanto como me puede influenciar el rock, el rap, el techno; no es un estilo que viva en la oscuridad, no es un estilo que viva en otro lugar del de la música pop, por lo tanto ese folclor que nace en un ambiente de una cosa más indígena o desde el mundo indígena, pero que también está mezclado con lo criollo. De una mezcla indígena y española es de donde nace un chileno o en el caso general de Latinoamérica: del mestizaje también nace el folclor, tiene que ver con lo indígena pero también tiene que ver con lo mestizo, con los criollos. Sin duda que el mundo indígena me llama mucho la atención, me inspira, por ejemplo, el mundo mapuche chileno-argentino me ha inspirado últimamente bastante, lo he estado reviviendo, pero mi mundo, mi sangre es mestiza, entonces desde ahí nace. Si yo quisiera ser honesto con todos estos sentimientos creo que debería nacer de ahí: desde el mestizaje, o sea, mi sangre española y mapuche al mismo tiempo, al ser chileno. Voy desde esa influencia con todo respeto y toda honestidad a la música. Sé cuales son mis limitaciones pero el folclor es lo que me ha marcado últimamente y es lo que me va a marcar probablemente hasta el final.
¿Es importante para ti el apego, tu tierra?
Sí, pero en la medida de que he estado el 98% de mi vida en la misma ciudad, en el mismo país, por lo tanto todos los elementos estéticos, los elementos más esenciales que pueblan mi música, siempre tienen que ver con mi burbuja con mi lugar, mi gente, mis amigos, las costumbres de mi país, pero no siendo chovinista sino que simplemente tomando en consideración; me inspiro con los elementos cotidianos y mis elementos cotidianos por supuesto que son los santiaguinos. Yo vivo inclusive en el mero centro de la ciudad, al lado del río Mapocho, siempre he visto a la misma gente, tengo a los mismos amigos desde hace muchísimo tiempo, a eso me refiero: no es como que no puedo tener distancia de Santiago ni de Chile, vivo acá y al hacer música, sobre todo con los últimos dos discos, he visto con mucha más claridad cual es mi país, cual es mi gente, cuales son mis costumbres, porque esto me influencia y porque hablo de esto: me gusta hablar con conocimiento de causa y yo conozco la realidad de mi gente. Yo pienso que desde la experiencia más íntima nacen los temas más transversales. La realidad de mi país se vive de una manera bastante parecida también en México, en España, en Colombia, son realidades bastante parecidas porque así es Iberoamérica.
¿Cómo fue tu colaboración con Wendy Sulca?
Algo bastante fluido, bastante natural porque sucedió de la siguiente manera: a mitad del año pasado un amigo estaba grabando una película con ella acá, ella es la protagonista y simplemente me invitó para conocerla, la conocí, nos caímos súper bien y quedamos en hacer algo y así fue. Como en febrero lo grabamos. Ella lo grabó en Perú: mi productor viajó allá para grabarla y salió bastante fluido la verdad.
¿Desde el principio pensaste en ella para la canción “Hambre”?
La hice ya cuando la conocía, no es que le haya hecho una canción especialmente a ella pero esa canción cuando la hice al tiro pensé: acá tiene que cantar la Wendy, este es el tono. Es una canción que tiene que ver mucho con lo peruano también, con la chicha peruana siento yo, sobre todo en la guitarra eléctrica.
“Melipilla” es mi canción favorita de tu nuevo disco, ¿cómo fue el proceso de creación de esta pieza?
A mí me pasa que en los discos hay familias de canciones, es decir, hay tres o cuatro que nacen de la misma rama, “Melipilla” es una de esas que nace junto a “Marinero”, junto a “Hambre”, junto a “Fiesta Maestra”, esas son como las cuatro. Y si no me equivoco las hice en el mismo momento, inclusive la letra tiene que ver con algo bastante visual como eso que hay en Iberoamérica de tomar ese tipo de palabras de ciudades o pueblos no sé, Sevilla, Barranquilla, Melipilla, para hacer ese dicho, si tú vas a un lugar y te parás por un segundo alguien te va a quitar la silla porque está visionando tu metro cuadrado y de eso se trata: todo mundo entiende ese dicho. Y me gusta eso de ser redundante en las letras, como hablar una idea que esté clara, por ejemplo: “Siempre quiero lo que no tengo”, es algo que se da a entender aquí y en China, entonces Melipilla tiene que ver con esa idea de que tú vas a un lugar, cualquier lugar del mundo, y alguien te va a intentar robar el lugar, pero en el fondo da lo mismo porque siempre va a haber un espacio para ti si es que lo que tú quieres hacer es real y es honesto contigo.
Y en cuanto a la música yo siento que es una rumba andina, algo así, creo que la música española, la música flamenca me ha llamado mucho la atención últimamente y ahí está en una mínima expresión representada en el solito de guitarra que hay, en el rasgueo de la guitarra también, en el charango medio rumbero, medio flamenco.
"El folclor me va a marcar probablemente hasta el final".
– Gepe
¿Cuál es tu canción favorita del disco?
“Punto final” y “Hambre”. Musicalmente las dos me parece que llegaron a un momento bastante culmine, están bien desarrolladas, están bien trabajadas, antes no lo había podido hacer: llegar a ese tipo de resultado. Y en cuanto a las letras también me parece que funcionan bastante bien en respecto a lo que musicalmente estaba proyectando, creo que son dos coros que nacieron de manera bastante natural. Uno como artista le tiene bastante cariño a ese tipo de fluidez. En "Punto final" el coro apareció tal cual desde la génesis de la canción, desde que la guitarree por primera vez en el teléfono, lo mismo "Hambre": la inventé de una pasada, de un pincelazo.
¿Qué querías lograr con Estilo Libre? ¿El resultado sí es lo que buscabas?
La verdad es que tengo bastante poco claro como van a sonar los discos al final. Siempre, por los menos en los últimos tres, he pensando que el disco iba a sonar más indie, pero terminaron sonando más pop, más global, por decirlo de alguna manera, más sintético, más sencillo. Mi idea siempre fue trabajar las canciones, sobre todo en este último disco, hasta el final de las consecuencias, por lo tanto había que seguir la lógica inicial de las canciones. Invierno siempre me sonó media bolero, media bachata, iba a terminar sonando de esa manera.
¿A ti te gusta el reggaeton y la bachata?
Ambas cosas me gustan bastante, no son mis géneros favoritos pero me gustan bastante como solución para ciertas canciones. Hay reggaeton que me gusta bastante: Tego Calderón me gusta bastante, J. Balvin me gusta, DJ Playero; Juan Luis Guerra, sobre todo, más que los bachateros de hoy creo que me gusta Juan Luis Guerra, me marcó mucho desde chico. Este disco tiene mucho que ver con lo que escuchaba cuando chico, con esa música más de reventón, fuerte, con coro fuerte, con influencia latina fuerte, y en general me gusta mucho la música latina sobre todo la colombiana, la colombiana y la peruana, su folclor sobre todo la versión afro de Colombia y la más cumbia andina de los peruanos me gusta muchísimo. Me ha influenciado muchísimo y sobre todo para este disco.
¿Porqué crees que existe una movida musical tan interesante actualmente en Chile?
Ya lleva unos 10 años que estos artistas llevan desarrollándose, internacionalmente han salido a la luz hace tres años más o menos pero la génesis de todo esto siento que es el underground que por lo menos hace un tiempo atrás era bastante rico en cuanto a que había muchas bandas haciendo cosas distintas, cada uno con un mundo bastante particular, bastante distinto, bastante singular.
Lo que yo hago tal cual Gepe lo comencé a hacer hace muchísimo tiempo, y Álex Anwandter también y la Javiera Mena también: comenzaba a hacer una fusión de pop con una mezcla de Abba con ciertas cosas de música latinoamericana también. Yo creo que el mundo underground nos cobijó de una buena manera, fue un lindo inicio, una linda incubadora por decirlo de alguna manera, la libertad que la música underground o independiente tiene nos permitió salir a la luz y trascender un poco más, y desde ahí yo creo que ninguno ha cambiado su esencia: la mayoría ha hecho lo que ha querido hasta ahora. Yo la verdad que tengo la total libertad para hacer los discos, me siento con esa libertad y la agradezco y yo creo que eso tiene que ver con el inicio, que el inicio siempre fue de mucha libertad porque no había ninguna escuela de sonido para seguir, ningún estatuto, eso fue bastante bonito. Eso es bastante particular de Chile también: que no hay ni una línea musical especial para seguir y uno puede hacer lo que quiera y no hay nada que perder, yo creo que eso es muy esencial también.
¿Estás trabajando en algo ahora?
Ahora quiero seguir tocando en vivo, hay varias fechas, esta semana (del 23 al 29 de noviembre) tocamos muchísimo, hay un par de presentaciones en la televisión, tocamos en un festival que se llama Frontera, el sábado, el viernes estoy en un concierto en conjunto con el cantante chileno más importante de Chile que se llama Jorge González que va a hacer una presentación súper grande en el MoviStar de acá de Santiago. Y además estoy trabajando en canciones nuevas, siempre estoy en eso, de hecho ayer estaba terminando una canción. Siempre estoy trabajando en canciones, eso me mantiene vivo, y tocando en vivo por supuesto. Voy juntando canciones y ahí veo que hago con ellas.
El freestyle indie, folclórico y latino de Gepe
Ángel Plascencia
01.dic.15