Este texto no tiene la intención de convertirte en satanista, pero sí pretende rescatar el carácter autocrítico y anti-autoritario de esta doctrina que pocas religiones tienen.
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Si naciste en México lo más probable es que seas católico. Después de todo, el 77.7% de los mexicanos lo son. Fuiste bautizado, hiciste tu primera comunión, confirmación y quizá hasta te casaste por la Iglesia. Dios (Cristo, pues), ha estado presente en tu vida desde siempre y ha moldeado la forma en la que percibes el mundo y las reglas por las que te riges. Y ya sabes lo que les pasa a los que infringen esas normas y no piden perdón: el infierno, las llamas eternas.
La primera imagen que recuerdo del infierno y del diablo es un cuadro que tenía mi abuela en la casa de su pueblo. Era una ilustración del camino de las ánimas, las que van al cielo y las que van al infierno. Aunque me daba miedo quedarme solo en ese cuarto, recuerdo que siempre me intrigó el semblante festivo y alegre que tenían los condenados al fuego eterno, contrario a la tristeza y resignación que mostraban los que iban al cielo.
De la religión también recuerdo, además del miedo, la represión y la culpa; un profesor de secundaria nos aconsejaba pensar en la Virgen de Guadalupe para no masturbarnos pensando en mujeres. “¿Le harían ‘eso’ a la Virgen?”, decía, un consejo bastante confuso para un grupo de adolescentes de 13 y 14 años.
Debo decir que crecí en el bajío mexicano, tierra del sinarquismo y del catolicismo beligerante. Y como muchos, crecí escuchando que el satanismo era un tema turbio y que Satanás se alojaba hasta en los lugares más inesperados para atacar a las mentes “débiles” de los niños; por ejemplo, en animes como Dragon Ball o Los Caballeros del Zodiaco. También se alojaba en el deseo, pues todo el placer, todo lo rico, era pecado.
Cuento esto porque, para la realización de este texto, para mí era difícil abstraerme de este concepto y entender una religión cuyo eje central no es la culpa, como es el satanismo.
“El ritual religioso del cristianismo normalmente es supresor de la voluntad: ‘Tú eres malo, eres culpable, eres pecador, eres imperfecto, etcétera’. El ritual en el satanismo busca todo lo contrario, busca ser estimulante. Es un psicodrama, entonces tu armas una teatralidad donde te vas a decir a ti mismo: ‘Tú eres bueno, eres fuerte, eres inteligente, eres capaz’, entonces, van en sentidos totalmente opuestos”, dijo Marco Antonio Muñoz García de El Templo de Satán, en entrevista para Contextual.
El Templo de Satán es una organización satanista mexicana de la corriente no teísta (atea) o del llamado satanismo moderno. Su página de Facebook tiene más de 37 mil seguidores. Marco Antonio la administra, hace lives y sube frases y reflexiones como ésta: «El miedo y el caos son resultado de la ignorancia, es por eso que el mayor legado que podemos y debemos dejar a las generaciones venideras es el conocimiento».
El recorrido del Satanismo en la era moderna ha estado marcado por su estigmatización extrema, tanto en las películas de Hollywood como en los noticieros, pero además ha tenido un auge en redes sociales y hoy se alinea más a una especie de movimiento laicista en contra de la intervención de las religiones hegemónicas en las decisiones del Estado, entre otras cosas.
“Nos gusta la cuestión de hacer activismo a través del satanismo (...) No hacemos ningún tipo de sacrificio animal, obviamente no hay ninguna cuestión como robar niños, sacrificar vírgenes y ese tipo de cosas muy hollywoodenses. De hecho, una de las reglas dentro del satanismo precisamente tiene que ver con la protección a la niñez”, mencionó Muñoz García.
Uno de los momentos cumbres más recientes del satanismo en el mundo pop fue con el video Montero, del rapero Lil Nas X, que cierra con lo que la Church of Satan de Estados Unidos catalogó como una atinada interpretación del satanismo (Lil Nas X le rompe el cuello a Satanás para después coronarse con sus cuernos).
“En el satanismo, al ser una religión que se centra mucho en la individualidad, no tienes la necesidad de unirte a una institución. Lo que difiere esta corriente de satanismo (la no teísta) a lo que popularmente se cree que es el satanismo, es que aquí Satán no es un dios, no es una deidad, es únicamente un símbolo, un arquetipo que representa la rebeldía, que representa el conocimiento, que representa oponerse ante poderes absolutos y usamos precisamente su arquetipo como una especie de escudo de armas para fundamentar la filosofía del satanismo”, señaló Marco Antonio.
Satanismo satanizado
Satanizar es atribuirle a algo un carácter perverso o “diabólico”, reprobar algo porque creemos que es inherentemente malo. Sin embargo, en muchas ocasiones el mensaje de los "seguidores" del diablo ha sido malinterpretado. Este texto no es para convencerte de ser satanista, pero sí para rescatar el carácter autocrítico y antiautoritario de esta doctrina que pocas religiones tienen. “El satanismo invita mucho a cuestionar al satanismo, ‘cuestiónate todo, incluso lo que tú crees’”, en palabras de Muñoz García.
Satanás también ha sido usado como pretexto para justificar los crímenes humanos. Lo dice la propia Iglesia Católica: «El diablo existe y por su envidia por el Hijo de Dios que se hizo hombre, siembra odio en el mundo, que provoca la muerte».
Si Satanás es el responsable, ¿en dónde queda el hombre?
Para Marco Antonio, el satanismo también es hacernos responsables de nuestros actos. “Todo lo que haces va a tener un efecto, aquí como no hay un dios o una entidad a la que yo le voy a echar la culpa o voy a decir que es dueña de mi destino, el único culpable y el único dueño de esas acciones soy yo, entonces, si hay algo a lo que le debo de ‘tener miedo’, entre comillas, es a lo que yo haga porque todo lo que haga va a tener un efecto en mi vida y en la vida de las personas que me rodean”.
Otro tema es el tratamiento que le dan los medios de comunicación al satanismo y los satanistas: “Yo he intentado que nos den voz, porque hay mucha noticia amarillista por ahí que habla de Satanás, del satanismo. ‘Es que asesinó a su hermano porque Satanás se lo dijo’, han publicado en El Universal o Excélsior y yo les he escrito a sus páginas de Facebook: ‘Denme derecho de réplica, porque eso es amarillismo. No me lo dan, no me contestan”, dijo Luis Alberto Mendiola Juárez, de la Orden Satanista de México.
La Orden Satanista de México tiene unos 11 mil seguidores en Facebook, Luis Alberto define su vertiente de satanismo como satanismo nóstico.
“Se llama nóstico porque tiene que ver con la experiencia, llegar a la gnosis es una práctica, es llegar al conocimiento interno, a contactar con tu divinidad y eso es con base en la experiencia, es por eso que nosotros no estamos a favor de un dogma, entiendo que el satanismo tiene un dogma pero tiene un límite para nosotros, no puede ser lineal, decir: ‘El satanismo es esto’”.
México es el país de los narcosatánicos, la Santa Muerte y los Caballeros Templarios, un país donde la desgracia y la muerte se veneran y el narco construye iglesias. Con todo, estar “en contra” de Dios y la religión sigue siendo un tabú.
Julia Klug, activista contra la Iglesia Católica que se ha manifestado desde hace años en el Zócalo de la Ciudad de México, constantemente era increpada por personas que veían su performance cuando se vestía de Obispo, gritaba consignas y portaba pancartas contra esta institución y sus abusos. “La Iglesia Católica ya no es espiritual, es una empresa transnacional. Dios perdona por amor, no perdona por dinero”, dijo en entrevista con El País en 2016.
“Desgraciadamente tú atacas a la religión y la gente lo toma personal y es algo que no han entendido. Yo ni siquiera estoy en contra de Dios, estoy en contra de las organizaciones religiosas, la gente mentirosa”, señaló Luis Alberto de la Orden Satanista de México. Para él, el satanismo que practica no es para cualquiera pues es un proceso interno que implica explorar el inconsciente y partes dolorosas de nuestras vidas, el lado oscuro.
El carácter dialéctico del satanismo lo vuelve un colectivo bastante heterogéneo. El Templo de Satán, por ejemplo, es más cercano a la corriente del llamado satanismo moderno, no teísta o ateo, que es el de la Church of Satan de Estados Unidos, fundada en 1966 por Anton Szandor LaVey. Pero en la Orden Satanista de México, existen otros puntos de vista: “Nosotros no negamos la existencia de Dios, pero tampoco la afirmamos. Yo no quería seguir a LaVey porque, con todo respeto para la gente que sigue a LaVey y que se dice satanista, no tengo nada en contra de eso, pero el ser seguidor ya me quita esa etiqueta de lobo, de león y me pone la etiqueta de oveja, aunque sea negra, porque sigo siendo seguidor”, señaló Mendiola Juárez.
La oposición al poder máximo
La palabra Satanás, de origen ebreo, significa acusador o adversario, es decir, que Satanás no siempre fue la personificación del mal. Según historiadores y expertos que consultó la BBC para el texto Cómo el cristianismo moldeó la figura de Satanás para combatir a otras religiones, la imagen de Satanás como un ser maligno y grotesco se reforzó en la edad media para combatir a otras religiones que eran consideradas por el cristianismo como paganas. De ahí que elementos como los cuernos y las patas de chivo hayan sido tomadas de deidades como Baco, el dios griego del vino.
“Siempre he tenido la inquietud hacia el lado oscuro, porque siempre he sido rebelde, más aún cuando nací en un hogar católico, pero después se volvió cristiano tóxico, cristiano evangélico, que son los más tóxicos que existen: te quieren convertir a fuerza y tú eres Satanás para todo. [Me] rompieron dos colecciones de discos, quemaron mis playeras, mi ropa, me persiguieron, me difamaron, entonces, como acto de rebeldía me empecé a hacer hacia el otro lado”, dijo Mendiola Juárez.
En Estados Unidos, con la decisión de la Suprema Corte de anular el derecho al aborto, la Church of Satan se ha movilizado para combatir esta resolución. En México, las agrupaciones satanistas no han llegado a tener esta incidencia política, pero en el Templo de Satán se han realizado, por ejemplo, eventos de apostasía colectiva, para que la Iglesia Católica tenga menos miembros. En este país tampoco se ha podido concretar una iglesia satanista, aunque, según Marco Antonio, hay planes “a mediano plazo” de hacerlo. Uno de los problemas que ahora enfrentan es que el INEGI no contabiliza a las personas que se autodenominan satanistas: “Cuando ha habido censos del INEGI y nos preguntan por la religión decimos que satanismo, pero en el apartado del INEGI aparece como ‘sin religión’, nos suman a ese apartado donde pues puede haber wikas, santeros y otras cuestiones”.
¿Qué hace a una religión más importante que a otra? ¿Su número de seguidores? ¿Su incidencia política? Las leyes dicen que México es un Estado laico, pero en la práctica no se vive lo mismo: partidos como el PAN y el PES, y movimientos civiles abanderados por iglesias cristianas como el Frente Nacional de la Familia, tienen legisladores y promueven agendas ligadas a sus creencias. El propio presidente de México, que se protege del COVID con un escapulario, no ha definido una postura sobre el tema de la despenalización del aborto en todo el país.
Por otro lado, las cifras del INEGI reflejan que cada vez hay menos católicos y más personas “sin religión” en México. ¿A qué se debe esta secularización? No existe una sola respuesta, pero declaraciones como las del papa Francisco diciendo que las personas que deciden tener mascotas en vez de hijos son “egoístas”, muestran el poco entendimiento que tienen los jerarcas de la Iglesia del mundo moderno. El catolicismo también dice que “Dios es amor y Dios es perdón”, pero es imposible olvidar que en este perdón existe el encubrimiento y la hipocresía de su Iglesia que ha permitido que sacerdotes acusados de abuso sexual no reciban castigos por sus crímenes y sigan abusando impunemente. El sacerdote Heriberto García Arias recientemente dijo durante una entrevista con el youtuber Gusgri, que un padre de familia le confesó “que no podía dejar de violar a sus hijos”, y no hizo nada por el llamado “secreto de confesión”.
En tiempos donde toca cuestionarlo todo, el rol que juegan las iglesias en el respeto, la inclusión y la tolerancia es crucial. El activismo de los grupos llamados “antiderechos”, ligados al catolicismo y el cristianismo, en contra de garantías básicas para miembros de la comunidad LGBT, como casarse, hacen que muchas personas volteen a otro lado. Por ejemplo, según Marco Antonio, “hay muchas personas de la comunidad LGBT dentro del Templo de Satán”. Y los límites de lo “moral”, de lo “correcto” son absurdos sin el contexto de la época, ¿quiénes serían los "buenos del cuento" ahora? ¿Los que se oponen al amor entre personas del mismo sexo? ¿Los que quieren criminalizar a las mujeres por interrumpir un embarazo? Satán es un símbolo que surgió primero como un enemigo en común, ¿pero enemigo de quién? ¿Del pueblo o del Estado? ¿De las naciones imperialistas que impusieron su religión a otras?
En los últimos años se ha dado un cuestionamiento más activo de retóricas hegemónicas y homogeneizadoras como el mestizaje y la “identidad mexicana”, establecidas desde el surgimiento de México como Estado Nación con símbolos como la Virgen de Guadalupe. O sea, que aunque Cristo nos une y nos da una identidad mexicana, latinoamericana, hispana, occidental, esta identidad, a su vez, es un adoctrinamiento impuesto, a veces de forma violenta si el individuo no encaja con el estilo de vida o algunos preceptos básicos. Como cuando eres homosexual y te quieren "convertir" en su nombre.
“Hay muchas cuestiones del anarquismo que van muy ad hoc con el satanismo. Los primeros filósofos del anarquismo, muchos, precisamente utilizaban a Satán como un símbolo porque Dios era el poder absoluto, el Estado, la representación del Estado, y Satán más bien la representación de la oposición ante esos poderes absolutos”, dijo Muñoz García.
La historia siempre tiene dos partes, de Satán siempre se ha resaltado el lado malo, de Cristo, por supuesto, el bueno. Pero muchos toman la rebeldía del “Ángel caído” como inspiración. Y la rebeldía es movimiento, es transformación, es oposición al establishment y las normas absurdas, es el camino de muchos y su constante cuestionamiento sobre los que detentan el poder debería ser escuchado, independientemente de lo que creamos.
El culto de los rebeldes
Ángel Plascencia
05.sept.22