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13.ene.2020

'Notas y Recuerdos' — 2

En esta segunda entrega, ampliamos el lente de esta sección para repasar la cobertura de la prensa nacional un día después de la tragedia en el Colegio Cervantes de Torreón. Dos aprendizajes: registrar los hechos no es explicar y siempre se pueden hacer mejor las cosas.

POR Contextual MX / Lectura de -1 min.

En esta segunda entrega, ampliamos el lente de esta sección para repasar la cobertura de la prensa nacional un día después de la tragedia en el Colegio Cervantes de Torreón. Dos aprendizajes: registrar los hechos no es explicar y siempre se pueden hacer mejor las cosas.

Lectura de -1 min.

‘Hoy es el día’. Huérfano, niño que mató a su maestra y se suicidó. ¡MATÓ A SU MAESTRA! Y tenía 11 años y dos armas. Y se vistió para matar. Y se desató el infierno.

Estas palabras se agolparon en las primeras planas de la prensa nacional el 11 de enero y, sinceramente, hay que decir que sólo vinieron a estorbar.

Si la cabeza (titular, encabezado) es la síntesis de lo que el lector tiene que saber, subrayar el hecho en negrillas, con signos de exclamación o con una cita desgarradora o escalofriante, no es suficiente. Después de 24 horas de ocurrida la tragedia, uno esperaría que la obligación moral y profesional de los medios impresos sea la de, por lo menos, brindar sentido. Mucho sería pedirle a las redacciones de los periódicos que tuvieran la capacidad, económica y humana, para presentar investigaciones, infografías, interactivos o series explicativas en poco tiempo. Pocos son los medios que tienen los recursos (incluso creativos) para presentar un panorama periodístico más amplio sobre cómo se inscribe esta tragedia en la época más violenta del país. Salir a la calle con planas que repiten, acentúan y en algunas casos ¡gritan! un hecho así, sencillamente es un acto irresponsable y, francamente, anacrónico (la mayor parte de la población ya se enteró vía los medios digitales).

Frente a la tragedia, buena parta del periodismo nacional no pudo brindar un servicio a la sociedad. Las palabras, las descripciones, la reconstrucción de los hechos y las conclusiones anticipadas no sirvieron para ofrecer sentido, sólo se sumaron al ruido.

Decir no es explicar

Al leer las notas sobre el tiroteo del Colegio Cervantes de Torreón, es triste darse cuenta que la primera reacción de la prensa sea plagar de detalle y “contexto” inmediato, una acumulación de palabras que se asemeja al blur de las fuertes imágenes del suceso.

La precipitación comienza al retomar la tragedia del colegio Americano en Monterrey de hace tres años, o al hacer un extenso recordatorio de la masacre de Columbine y su nexo con este hecho (aunque algunos medios se fueron con la finta de los videojuegos); al incluir las nefastas declaraciones del Gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, o con la sugerencia de culpabilidad a los padres de familia porque la directora del colegio dijo que se opusieron al programa “Mochila Segura”. Y ya entrados con el desenfreno de “información” y “contexto”, medios como El Universal hasta se aventuraron a contar algo de la historia del Colegio Cervantes.

Hechos, detalles, personas, lugares. Todos esos cómos y esos qué’s no sirven de nada para sobrellevar la tragedia. De entrada, se hace una reconstrucción contextual que, consciente o inconscientemente, hace pensar que estos hechos sólo están ligados a otros tiroteos en escuelas y no al contexto de violencia brutal que vive el país desde hace más de diez años. Un tratamiento que aísla a las categorías de la violencia (feminicidio, desapariciones, ejecuciones, tiroteo en escuela…), como si vivieran desconectadas de un entorno nacional que año tras año se agrava. Por ejemplo, El Universal colocó en su nota central las cifras de homicidios dolosos de este año, pero no redactó una sola palabra para ayudar al lector a entender cuál es el vínculo; las cifras se presentan ahí nomás, como si la tablita fuera parte del template del diseño editorial que hay que llenar, ahí para que cada quien vea y saque sus conclusiones.

Por otro lado, el exceso de detalle en lugar de clarificar genera ruido porque se entregan hechos al lector sin contexto alguno. La Jornada en su versión impresa coloca al centro de su encabezado el hecho de que el niño de 11 años era huérfano; y uno como lector se pregunta si lo que quiere la redacción de este periódico es estigmatizar a quienes han perdido a sus papás.

Milenio y La Jornada enfatizan en que era un niño aplicado en la escuela. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que si alguien saca puros dieces se blinda su salud mental o que uno pensaría que sólo los reprobados serían capaces de hacer algo así?

Pero quizás lo más grave son las limitaciones para tratar de dibujar las fallas estructurales. De entrada, por la importancia que se le da al programa “Mochila Segura” parecería que es el único instrumento que tiene el Estado para prevenir este tipo de tragedias y no se aclara si esto es verdad. Ninguna de las publicaciones señala si existe alguna ley o reglamento que obligue a las escuelas a dar apoyo psicológico a los alumnos. El periodismo que se ofrece al día siguiente no ofrece respuestas para prevenir y actuar, tampoco formula las preguntas necesarias para su seguimiento.

Se puede hacer mejor

Aún y con la falla generalizada hay dos piezas que valen la pena leer y guardar porque sirven como recordatorio de que hay exigencias puntuales que hacer para que esto no vuelva a ocurrir.

Daniela Rea y Lydiette Carrión en Pie de Página realizan una cobertura que pone el énfasis en la falta de políticas públicas enfocadas a la infancia y retoma las exigencias hechas por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

También, pese a su desafortunada primera plana, La Jornada publicó una editorial que —aunque separada de su nota central— representa un acto de mayor responsabilidad frente a los lectores porque se toma en serio tratar de brindar sentido.

→ «Si se avanza de lo cercano a lo más general, es evidente que lo sucedido en el Colegio Cervantes refleja los grandes problemas de la sociedad mexicana al entrar en la tercera década del siglo. Lo anterior refiere a la ya mencionada ubicuidad de la violencia, sí, pero también y acaso de manera principal a la normalización de un sistema económico deshumanizante que siembra ansiedades y temores incluso entre sus más jóvenes integrantes, al tiempo que impone a las jefas y jefes de familia jornadas laborales extenuantes que dificultan la insustituible comunicación entre los menores y los adultos encargados de velar por su bienestar».
(...)
«Esta complejidad descarta la pretensión de ofrecer soluciones fáciles u obvias, pero debiera impulsar a una reflexión colectiva en torno a las falsas salidas que han conformado un panorama tan alarmante, y a todas las vías abiertas para transitar hacia una cultura de paz en la que sucesos como el de ayer resulten simplemente inimaginables».
— EDITORIAL DE LA JORNADA | TORREÓN: LLAMADO DE ALERTA

La prensa y los medios de Torreón tienen el reto y la obligación de dar un seguimiento amplio, de no soltar el tema. Y no por morbo, no, sino porque la sociedad coahuilense necesita un servicio periodístico que los ayude a sobrellevar los hechos, que los convoque a la reflexión, que señale las fallas en el Estado y la sociedad, que vaya más allá de googlear “masacre de Columbine”.

A estas alturas se antoja difícil de creer que la prensa nacional siga compitiendo en una “carrera informativa”, que la “mejor” cabeza de primera plana se gana los 15 o 20 pesos en el kiosco o semáforo. Hay maneras de armar piezas informativas interesantes de escritorio, incluso sin contar con un corresponsal en Torreón. Las redacciones de los periódicos tienen la presión de la hora del cierre de edición, quizá esa limitante debiera de cuestionarse y “respetarse” más en casos como éste (sobre todo porque se antoja imposible un breaking news en versión impresa). ¿Qué vale más, juntar palabras en una plana sólo por el hecho de llenar el template y salir con el voceador al día siguiente; o ser más honesto como medio, salir con piezas breves pero más cuidadas, analíticas y creativas? A lo mejor valen más los 15 pesos en ese momento, pero a la larga vale más una prensa minuciosa, exhaustiva y cabal de cara la sociedad.

Notas y recuerdos es un espacio para masticar lo dicho y publicado en los medios de comunicación locales (o no). Ojalá y no nos leamos en la próxima entrega.

'Notas y Recuerdos' — 2

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Contextual MX

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13.ene.20

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